
CIENCIA CELESTE PERÚ

Antonio Thenoux (22 de noviembre de 1932) a la edad de 68 años, junto a su esposa Ester Mena durante una entrevista en el año 2000. El divino Maestro vivó en casa de la familia Thenoux desde febrero de 1970, estadía que habría durado entre año y medio a dos años. Avenida Barros Arana N° 2341, Zona Industrial, Arica, Chile (Créditos: Josué Ll.)
Entrevistas a Raúl Antonio Thenoux Rivera (†) y Ester Mena Barrales (†)
Arica, noviembre de 2000
Por el hermano Josué Ll.
En vísperas del aniversario del más grande Revolucionario que hiciera su aparición un 26 de noviembre de 1931 en nuestro planeta, el Maestro Luis Soto Romero, más conocido mundialmente con el seudónimo de Alfa y Omega, nos llevó a querer investigar más sobre su vida y así poder obtener una valiosa información de su misión. Es así que nuestra minuciosa investigación y perseverancia nos llevó al domicilio del señor Antonio Thenoux, quien fue una de las personas que conoció a Alfa y Omega, y nos dio las siguientes declaraciones:
—Hno. Josué: Antes que nada, primero quisiera decirle que es de mucho interés de la gente del Perú y el mundo, que investiga la Ciencia Celeste, conocer la vida del Maestro Alfa y Omega. ¿Podría decirnos cuando lo conoció usted?
Antonio Thenoux: Mire, tenemos que hablar de un comienzo, más o menos el 10 de febrero del año 70. Yo estaba en la Universidad de Norte conversando con un decano que se llamaba Carlos Díaz Dorado, español, y estaba también el rector de la universidad que era un sacerdote…
—¿Agustín Sánchez?
Antonio Thenoux: Si, resulta que nosotros estábamos en la universidad, yo estaba haciendo un experimento —porque mi profesión es minera— se habló de un hombre que traía una gran cantidad de rollos de papel, de documentos, donde tenía comunicación telepática del mundo del más allá. Entonces muchos se rieron de Él… El señor Carlos Díaz Dorado le hizo una invitación al Señor Soto para que fuera a su casa. En esa época, en febrero del año 70, él vivía solo, tenía una casa enorme, pero a mí no me invitaron, pero yo… Tocó la casualidad que esa noche, como el 25 de febrero del año 70, yo fui a esa casa por casualidad, entonces yo golpeo la puerta y me encuentro con una sorpresa muy grande: Me encuentro con una reunión de 14 personas muy distinguidas acá en Arica. En primer lugar, estaba el jefe de la masonería de Arica, don Manuel Díaz, que está muerto; estaba el señor Guillén de los rosacruces; estaba un representante católico; había un psiquiatra, invitado por don Carlos Díaz; había un hombre que hipnotizaba, que venía de Valparaíso; tenía apellido inglés —no me recuerdo bien el nombre— y había un conjunto de personas. De todas esas personas que yo podría nombrar, casi todas han fallecido. Eso fue en el mes del año 70. Entonces al Señor Soto lo tenían en un círculo, y los 14 caballeros lo tenían rodeado igual que en una reunión de masonería…
—¿Habían hecho un círculo?
Antonio Thenoux: ¡Claro! Y entonces empezaron las preguntas y las respuestas, porque en la universidad habían hombres científicos, porque aquí en Arica habían casos muy graves, había aparecido la llegada de naves espaciales de otro mundo…
—Perdón, cuando me habla de la universidad ¿Sé está refiriendo a la Universidad del Norte que ahora se llama Tarapacá?
Antonio Thenoux: Si, esa misma universidad. Entonces el Señor Soto había presentado un documento, como esas naves viajaban al espacio, y entonces muchos de ellos que estaban presentes, que eran ingenieros, se rieron de Él. Fue la peor burla que tuvo el Señor Soto de este grupo de caballeros. Entonces en esa reunión las preguntas que se hicieron al Señor Soto fueron de cosas muy delicadas. Se habló del presente y el futuro de nosotros. Incluso en esa época aún nosotros los chilenos no teníamos idea quien iba ser presidente de la república. Él anunció que iba a triunfar en Chile un presidente socialista y lo iban a matar; iba a venir una especie de revuelta en Chile. Habló cosas increíbles para el futuro, habló de un cataclismo para Arica y para el sur del Perú; habló de la época… Habló tantas cosas relacionadas con la Biblia y habló, nada menos, que la población de nuestro mundo había llegado de otro mundo, que venían de un satélite que tiene Júpiter: Ganímedes, que llegaron a nuestro mundo hace miles de años atrás. Y con esto el sacerdote dijo que era un… Habló cosas que me molestó lo que dijo el sacerdote.
—¿Qué es lo que dijo?
Antonio Thenoux: Dijo que este hombre era un loco ¡Qué cómo era posible! ¡Que Él no podía hablar contra Dios! ¡Cómo era posible que Dios, fuera el hombre, el único que nos creó! Entonces el masón le dijo bien claro: señor, su religión católica tiene escasamente menos de 2,000 años. Hay religiones que tienen 10,000 años… Parece que usted, señor sacerdote, ha despertado a la ignorancia del mundo… Porque hubo un encuentro ahí, un choque entre religiones —me entiende— porque ahí habló un poco los rosacruces, porque los rosacruces son gente que viene de Estados Unidos con otros pensamientos… Bueno esto terminó en un disgusto… Del Señor Soto, uno de ellos dijo: Este gallo —esta es la palabra chilena que ocupamos nosotros— este gallo esta más loco que una gallina… Y se mandó cambiar. Yo vi al Señor Soto muy triste, porque usted debe comprender, cuando hay una reunión, y lo están humillando a uno, uno se siente mal. Se lo juro… ¡Por Dios! Yo fui el único hombre que fui a su lado y lo defendí, siendo yo un hombre medio ateo, le dije: Hermano Soto, usted no está solo. Y me lo traje a la casa.
—¿Usted supo de dónde vino Él?
Antonio Thenoux: Espere un momento… Acá se le brindó un lugar para dormir, un lugar para que Él escribiera sus documentos telepáticos. Se le ayudó económicamente. ¡Porque nadie en el mundo va a ayudar a un extraño! ¡Olvídese de esto! ¡Porque nosotros vivimos en un mundo materialista! Y se ve a un hombre en la calle, y habla cosas medias raras, entonces lo primero que dice la gente: Este hombre está loco. Yo le voy a contar después lo que pasó con el Servicio de Inteligencia de Arica, que estuvo también en la reunión, que era el señor Osvaldo Osa, un hombre que pesaba 140 kilos y se burló contra Él ¡Se burló! Yo le voy a contar qué es lo que pasó a los 10 días después. El Señor Soto se vino a vivir con nosotros. Bueno, Él colaboraba conmigo en construcción, porque yo recién estaba construyendo la pequeña industria, con mucha dificultad económica, porque Arica es un pueblo negativo. Yo soy hijo de extranjero, yo soy hijo francés. No es que yo le tenga odio al chileno, sino veo el egoísmo personal que hay aquí, porque nosotros estamos divididos en dos partes. Recuerde bien que Arica fue peruano y hay mucha gente que tiene sangre peruana. Entonces, el choque son las ideas nuestras, porque el ariqueño verdadero no comulga con el sureño. Olvídese de eso. Ahora le voy a contar lo que paso acá. El señor Osvaldo Osa tuvo que ir a la cordillera en un jeep, porque era del Servicio de Inteligencia. Cuando él venía de regreso apareció un disco volador, levantó el jeep que él venía; lo levantó a 20 centímetros, jugó con él y lo dejó caer. Todos los que iban allí eran militares, porque en esa época se les estaba colocando radio a toda la parte cordillerana, a los carabineros, a los profesores por el asunto del tráfico. El señor Osa era el que comandaba todo este asunto de la cordillera. Cuando yo estuve allá, en la Defensa Civil, me cuentan a mí que el señor Osa llegó casi muriéndose de susto, nunca había visto un platillo volador, y él se había burlado de los platillos voladores. Se bajó del vehículo, y se venía con su pantalón lleno de… —Usted debe comprender— se hizo caca en los pantalones de susto, y los que venían ahí, venían con un trauma. Tuvieron que llevarlos a un sistema psiquiátrico porque fue algo grande que paso ahí.
—¿Eso fue antes que conociera a Alfa y Omega o después?
Antonio Thenoux: Después, cuando fue la burla que le hicieron al Señor Soto. El Señor Soto siguió colaborando conmigo, Él me comentaba, me hablaba de Tocopilla, me hablaba de tantas cosas. Ahora empieza el gran problema. Yo no soy un hombre científico, no soy un médico, no soy nada, pero lo estuve estudiando, que este hombre, según lo que me conversó, fue marino, de la armada chilena. Hace varios años atrás —esto tiene que haber sido por el año 68, más o menos— Él iba navegando en un barco de guerra hacia el sur, y durante el viaje Él se cayó —porque los mares del sur son bravos, yo los conozco— para esto justo sucedió en el Golfo de Penas, por allá, cerca de Aysén, donde el mar es muy embravecido, ahí hay grandes corrientes de agua. Entonces el Señor Soto perdió el conocimiento, quedó en estado vegetal, lo trajeron al hospital de Talcahuano. Si gusta vaya a Talcahuano y averigüe la historia usted. Lo tuvieron, el hombre estaba en estado vegetal, no hablaba, no decía ninguna cosa. Luego lo trajeron a Valparaíso, —porque en Valparaíso hay las mejores clínicas— ¡y volvió!, un día volvió, un 24 de diciembre volvió como nada hubiera pasado. Lo tenían a Él acostado, de repente se levantó y empezó a andar, y a mirar y preguntar fecha. Y las personas que estaban ahí casi se quedaron muertas, porque tener un paciente en estado vegetal, que se pare y empiece a andar, no tiene explicación. Entonces, la Marina de Guerra chilena lo declaró enfermo mental, lo mandaron a una clínica psiquiátrica, ¿por qué razón? Porque este hombre empezó a hablar que estaba en otro mundo. Empezó a hablar de cosas increíbles. Usted sabe comprender, que los médicos poco creen en estas cosas. Habló de cosas del espacio, hacia dibujos en las paredes. Entonces los médicos, un día llegaron a la sala de Él, donde lo encontraron con dibujos, entonces lo tomaron y lo mandaron a una clínica psiquiátrica. Y luego lo jubilaron y lo dejaron con las manos cruzadas, con un sueldo mísero. Entonces Soto se vino hacia el norte buscando una ayuda, buscando que alguien le diera la mano —me entiende— estuvo en Antofagasta, después estuvo en Tocopilla, hasta que llego a Arica. Él pensó que en la universidad iba a tener una ayuda. Usted vio que no hubo tal ayuda. Luego yo conversé con el rector de la universidad en esos años. ¡Y qué me dijo el Rector! Me dijo: Nosotros no tenemos que ayudar este tipo de gente porque está poseído por el diablo…
—¿Eso dijo Agustín Sánchez?
Antonio Thenoux: Sí. Me lo dijo en mi propia cara: Este hombre está poseído por el diablo y hay que hacer un exorcismo. Yo me sentí recontra mal porque no era forma de hablar. Entonces yo me quedé callado. En esa misma fecha Soto me pide ayuda económica para irse a Santiago, porque nadie le ayudaba económicamente. Yo le di plata para que se fuera a Santiago, Él quería tener contacto con los [Dalai] lamas. Entonces llegó a Santiago. A los 20 días apareció aquí, nuevamente en Arica, pero venía muy desanimado.
—¿Cuándo fue eso, en qué año?
Antonio Thenoux: Eso fue en el año 70 más o menos.
—¿No se acuerda del mes?
Antonio Thenoux: No. Porque… es que tantos años. Yo lo único… Soto llegaba como en su casa, trabajaba conmigo, se le trataba en buena forma. Todas las escrituras que Él escribió, sale mi nombre… Bueno, después Soto a las 8 de la mañana se fue de acá, y la pieza que tuvo, dejó varias cosas para el futuro: Dibujos.
—¿Quisiera preguntarle que experiencias personales vivió usted con Él?
Antonio Thenoux: No. Ninguna experiencia porque yo cada vez que hablaba con Él, me dejaba preocupado, porque justamente cuando triunfó el presidente Allende, Él ya me había anunciado lo que había pasar. Se despidió de mí con mucha gratitud. De ahí yo ya no le vi nunca mas.
—¿Cuál era el mensaje que usted primero, escuchó de Él?
Antonio Thenoux: No. Aquí hay varios mensajes. Me dijo que tuviera mucho cuidado con Arica, porque Arica estaba en vísperas de tener un cataclismo muy grande, que iba a venir desde Ilo [Perú] hasta Pisagua [Chile], que podría producirse después del año 2,000. Después me habló de varias cosas del futuro.
—¿Recuerda cuanto tiempo estuvo en su casa?
Antonio Thenoux: En mi casa pasó algo muy grande. Un día yo estaba sentado —y mi televisor acá— a las 9 de la noche, empezó el televisor a salir unas luces que alumbraba todo aquí. Luego aparecieron signos del espacio. Yo llame a mi hijo, mi hijo lo vio. Yo estaba realmente asustado. Una noche, a las 2 de la mañana, se estacionó un disco volador sobre encima de mi casa, pero a varios metros para arriba.

Casa de Antonio Thenoux en el año 2000. El divino Maestro vivió ahí desde febrero de1970 y por un lapso de año y medio a dos años. (Crédito: Josué Ll.)
—¿Esto ocurrió cuando Luis Soto Romero estaba aquí o después?
Antonio Thenoux: No. Este año fue. Yo tengo un largavista y empecé a observarlos. Estaba asustado porque las luces jugaban para todos lados. Y aquí aparecieron unos cuadros proyectados con un símbolo de los que hay en Egipto. Salí para afuera, miré el espacio y había una cosa arriba. A los meses después caí enfermo.
—¿Usted vio escribir a Él los Rollos Telepáticos?
Antonio Thenoux: Sí. Muchos rollos, incluso el sacerdote quemó los rollos —para su conocimiento— dijo que esto era parte del diablo. Porque se quiso recuperar esos documentos.
—¿Cuántos cree que haya escrito en esa época?
Antonio Thenoux: No. Es mucho lo que escribió porque era una cantidad grande de documentos, de mensajes, de cosas que escribió Él. Incluso nos sacamos una fotografía los dos, cuando estuvo acá en nuestra casa.
—¿Quisiéramos saber cuántos rollos habría enviado a varios países, porque conocemos que había enviado varios rollos?
Antonio Thenoux: No. Mire los rollos… tengo poco conocimiento. Porque Él llevó rollos y lo mandó hacia la India, cuando estuvo en Santiago.
—¿Eso fue en que año?
Antonio Thenoux: Eso fue en el año 70, como en el mes de julio. A los 6 meses después Él viajó a Santiago. Y yo lo único que supe, que los lamas tenían interés en hablar con Él. Pero en el Tíbet había una revuelta de los chinos. Entonces el jefe máximo de los lamas estaba en la India, supe que había venido un misionero lama a Santiago tratando de ubicar a Soto, y de ahí no supe nunca más. Fue muy repercutido el asunto de Soto con estos documentos.
—¿La foto que usted sale con Luis Soto Romero, es la única foto que se tomó con Él?
Antonio Thenoux: Sí. Es la única foto, nada mas.
—Sabemos que ha dejado un mural, una pintura en su casa…
Antonio Thenoux: No. Está… está en la muralla. El mural está en la muralla. La muralla se echó abajo. Usted puede llegar hasta allá.
—¿Más o menos cuánto tiempo estuvo en su casa?
Antonio Thenoux: Como un año y tantos, casi dos años.
—Quisiéramos saber también lo que le dijo Él. ¿Algún anuncio, su misión, nos puede comentar como usted era con Él, como le trataba Él?
Antonio Thenoux: Lo único que sé, que Él en el fondo no me apreciaba mucho, porque me decía que yo era un hombre muy materialista…
[En esos momentos su esposa, que se encontraba en su casa desde el inicio de la entrevista, interviene]
Ester Mena: El Faraón le llamaba…
Antonio Thenoux: ¡A mí me puso El Faraón!
—Según tenemos conocimiento le había mencionado que usted era un capataz. ¿Algo así?
Antonio Thenoux: Sí. ¡Una reencarnación! Porque yo dirigía trabajo. Tenía gente trabajando…
Ester Mena: Pero no capataz, él era el dueño.
Antonio Thenoux: Entonces Soto poco le gustaba trabajar…
Ester Mena: Si le gustaba escribir. Escribía por metros… No por plana, sino que metros. Escribía y dibujaba, pero unos dibujos bien bonitos… Los 7 mundos. No sé cuántos eran. Así en colores…
Antonio Thenoux: Si, había ahí Júpiter…
—Una pregunta ¿Ustedes son católicos?
Ester Mena: Yo soy católica, él no.
—¿Usted tiene otra creencia?
Antonio Thenoux: No. Yo soy ateo.
—¿Hasta ahora?
Antonio Thenoux: Mire señor periodista. Yo he estudiado tanto las religiones, que yo conozco, que nuestra vida de seres humanos tiene millones de años de antigüedad. ¡¡Millones!! Hablemos de la época de la China. Tiene 10,000 años. Hablemos de Confucio… Si usted analiza, Confucio y Jesucristo, las mismas palabras que Confucio habló, 500 antes que llegara Cristo, son las mismas palabras. Yo soy un gran investigador religioso, incluso yo he estado estudiando la Biblia. Quiero sacar la verdad. Porque Jesucristo vino hace 2,000 años atrás nomás, y el mundo tiene millones de años de antigüedad. Hace muchos años que nosotros estamos visitados por gente extraña, de otro mundo. En nuestro planeta han llegado gente de otro mundo. Le voy a poner un ejemplo: En el sur de Chile hay una isla —porque hay desde Puerto Montt a Punta Arenas 4,000 islas—, aparecieron hombres de 2 metros. Tienen una tecnología muy avanzada, han mejorado gente. Todo el mundo pregunta de dónde viene esta gente. Aquí en el interior han llegado esas naves espaciales, estamos siendo visitados por ellos. Este año nosotros fuimos víctimas de la llegada de unos animales que eran los famosos chupacabras. Allá en Calama colocaron trampas especiales —la NASA—, y se llevaron esos animales. Esos animales no pertenecen a nuestra época, vienen de otro lugar. Estados Unidos tiene escondido dos platillos voladores en el Área 51.
Ester Mena: Yo no le encontraba normal, porque hablaba mucho. A mi hijo le puso: Mono Terrestre de Tercera Categoría. A mí me llamaba la reina Osis…
—¿Osiris?
Ester Mena: Osis, ya que donde yo llegaba destruía todo. Y a Antonio le decía El Faraón, que se encerraba con sus riquezas… Y que riquezas tenemos nosotros. Acá no tenemos ni comodidades, ni grandes riquezas. Y personas amigas que llegaban aquí le ponían nombres. A un amigo que tenía Antonio le decía que era El Sultán, que en la otra vida él había pasado y le había dado un azote. Así que yo no le encontraba que Él era normal. Soto, ¿no sé, yo estaré equivocada? Porque todos los humanos tenemos derecho a equivocarnos y no somos perfectos.
—¿Usted conversaba con Él?
Ester Mena: No. Casi nunca.
Antonio Thenoux: Lo único que le daba comida, nada mas…
Ester Mena: Lo llamaba a almorzar, a comer, al desayuno. Le daba las cuatro comidas, nada más. Yo no le daba órdenes ni nada, las órdenes les daba él.
—¿Alguna cosa le dijo a usted, conversaron?
Ester Mena: No. Nunca conversé, porque yo con la gente que tenía Antonio… Porque nosotros tenemos compra-venta de fierro, y comprábamos y vendíamos. Entonces Él lo que hacía era calificar, separar el fierro: este aluminio, este bronce, este cobre, este… En fin. Para eso lo tenía Antonio.
Antonio Thenoux: Pero Él no trabajaba solo, tenía personas que Él mandaba ¿entiende?, a Él lo puse como hombre de confianza…
Ester Mena: Lo tenía como hombre de confianza y en la noche dormía acá, porque no tenía donde dormir, y cuidaba todo, y vigilaba…
—¿Él hizo un cuartito, una pieza?
Ester Mena: Ahí, donde pintó ¡No! Ese cuartito estaba hecho. No lo hizo Él. Estaba hecho ¿no es cierto?
Antonio Thenoux: Sí
Ester Mena: Él lo pintó nomás. Le pintaba todos sus dibujos que Él hacía. Ese cuartito se lo dio Antonio para que Él durmiera ahí, porque no tenía donde dormir. Él andaba botadito, solo. Llegó acá muy pálido, muy delgado, que cuando llegó me pidió a mi agüita…
Antonio Thenoux: Hacia dos días que casi no comía.
Ester Mena: Yo le dije: ¿Por qué Usted tan pálido? Eso le pregunté yo. Entonces Él me dijo: Porque estoy pasando una prueba… No me explicó tampoco lo que a Él le ocurría. Si no que me dijo que estaba pasando por una prueba… Prueba que Dios le dio. Le mandó, quería decir. Pero era así, yo no lo consideraba… A mi hijo le puso: Mono Terrestre de Tercera Categoría. ¡Imagínese! Era peleador… Hablaba, hablaba donde le daba rabia. Por eso que yo no le encontraba normal. Pero Antonio le tenía tanta consideración, y lo estimaba.
—Nosotros no sabíamos en realidad la historia, por eso es que estamos haciendo la investigación para conocer también la versión de usted y la del señor Antonio.
Ester Mena: Eso es lo que le puedo decir yo, que yo no le considere nunca que fuese una persona normal.
—¿Y en el trato, como era Él en el trato?
Ester Mena: Caballeroso, nunca grosero, no quería tener amores con nadie. Decía: Que Él no tenía tiempo, que Él tenía mucho que leer y mucho que estudiar…
—¿Sabíamos que una mujer le visitó?
Ester Mena: Le visitó, pero le echó…
—¿Se acuerda el nombre de ella?
Ester Mena: Antonio le bautizó con el nombre de Pipila… ¡Patricia! Se llamaba.
—Una pregunta final. ¿Ustedes qué piensan de Luis Soto Romero?
Ester Mena: Yo lo único que le puedo decir, según mis alcances, que yo nunca lo considere normal.
—¿Usted diría lo mismo?
Antonio Thenoux: Estoy preocupado de Él. Me da la impresión que Él tiene un cuerpo… ¡Mire! Escuche una cosa: Él murió y alguien se le adueñó de su cuerpo…
Ester Mena: Muchas personas nos dijeron igual a nosotros: Un espíritu se adueñó del cuerpo de este hombre.
Antonio Thenoux: Porque era imposible que ese hombre podía escribir horas tras horas, horas tras horas… Anunciar cosas increíbles, hablar de planetas. Habló del Planeta X, que la ciencia descubrió. El Planeta X es el último planeta que tenemos en la galaxia…
Ester Mena: Y lo que hacía, cuando yo salía, era encargarme pliegos de cartulina y lápiz de punta fina. Eso lo que hacía… Con permiso.
Antonio Thenoux: Porque a mí me gustaba mucho las investigaciones del espacio —me entiende— yo saqué una conclusión, que su cuerpo fue poseído por otra persona. Eso es todo. Soto no era… alguien se adueñó de su cuerpo.
—¿Cuál era el mensaje que usted podría dar a todas las personas que conocen a Alfa y Omega?
Antonio Thenoux: Mire. Yo creo que los hombres del espacio, que han venido para nuestro mundo, nos están haciendo un problema. Hasta cierto punto ellos tienen una tecnología tan moderna en cuanto de salud, en cuanto a estudio a nosotros, que es muy posible que el cuerpo humano sea remplazado por gente de otra parte. Es igual cambiarnos un corazón por otro corazón. Sí usted habla de 100 años atrás, nadie hubiera creído… Como el Señor Soto, con la educación que tenía ¡Podía ser igual que una enciclopedia! Era un hombre súper inteligente que yo a veces me quedaba con la boca abierta. Porque yo tengo mi grado de estudio, pero nunca pensé que este hombre era así.
—¿Usted vio alguna manifestación sobrenatural?
Antonio Thenoux: Sí.
—¿Nos podía contar brevemente?
Antonio Thenoux: Una noche como a las 2 de la mañana —esto era una pampa— en medio de la pampa apareció una luz, justo que rodeó un espacio de 10 metros, después desapareció.
—¿Eso ocurrió cuando Él estaba aquí?
Antonio Thenoux: Si, yo en realidad me asusté.
—¿Usted alguna vez le preguntó sobre eso?
Antonio Thenoux: Él me dijo que tenía contacto con la gente.
—¿Con los extraterrestres?
Antonio Thenoux: Sí señor. Él tenía contacto con los hombres del espacio, y no sería raro que algo le hicieron a Él. Si usted analizara la televisión, en ciertos programas, estos platillos voladores que han llegado a nuestra Tierra, han secuestrado a cuánta gente, han hecho experimentos con ellos… Y como no lo pueden hacer con el Señor Soto. Él lo único, fue un hombre bueno, no hizo daño, dejó un mensaje, quería que el mundo cambiara… Eso es todo. Él se fue al Perú porque en Arica no fue aceptado. Usted debe comprender… Con la gente que teníamos, eran gente negativa, hasta cierto punto ignorante. Porque uno puede tomar un tema de las naves espaciales y lo consideran un loco, entonces hay muchos temas que uno puede reservarse. Tengo una cantidad de libros y estoy estudiando. Me gusta mi investigación, incluso mi hijo tiene un video de los platillos voladores, como aterrizan… Todo.
—¿Usted sabe, han quedado rollos?
Antonio Thenoux: Aquí no quedo nada.
—Muchas Gracias.
Entrevista: Hermano Josué Ll.
Email: josue5@hotmail.com