Jorge Gárate Espinoza (26 de noviembre de 1958) a la edad de 53 años. Él nació un 26 de noviembre, cumpleaños del divino Maestro, conociéndolo cuando tendría entre 13-14 años y hasta los 16 años de edad. El divino Maestro vivió con la familia Gárate desde 1972 después de dejar la casa de los Thenoux. Dirección: Calle Alejandro Azolas con Bilbao, Arica, Zona Industrial, Chile (Crédito: Luis Paúl)

Entrevista al hermano Jorge Gárate Espinoza

Arica, 30 de julio del 2000

Por el hermano José Goicochea

—José Goicochea: Buenos días hermano, ¿nos podría decir su nombre completo?

Jorge Gárate Espinoza.

—¿Cómo fue que conoció a Luis Antonio Soto Romero, el Cordero de Dios?

Jorge Gárate: Lo conocí ya hace años, era amigo de mi papá, de mi padre, y estuvo acá compartiendo un tiempo con nosotros.

—¿Cómo se llama su papá?

Jorge Gárate: Manuel Hernán Gárate Gárate.

—¿Qué año fue eso más o menos?

Jorge Gárate: Eso fue en el…

—¿72, por ahí?

Jorge Gárate: Sí, más o menos.

—¿Su padre fue el que lo trajo a la casa, acá?

Jorge Gárate: Sí, él fue. Llegaron acá y vino varias veces, y hacía unas escrituras en una mesa que teníamos…

—¿Usted lo vio escribir?

Jorge Gárate: Sí.

—Nos podría narrar cómo hacía las escrituras.

Jorge Gárate: Conversando con uno y Él escribía como si nada, como si la mano escribiera sola, yo a veces conversando con Él. Hacía unos dibujos bonitos, preciosos.

—¿Usted tuvo la oportunidad de leer?

Jorge Gárate: Estaba más chico yo, no le tomaba mucha importancia.

—¿Cuántos años tenía usted?

Jorge Gárate: Yo tenía, a ver… 17 años, 16 años.

—Tengo entendido que usted tiene más hermanos ¿cuántos hermanos en total?

Jorge Gárate: Ocho hermanos; mis hermanos también lo han conocido. Lo que nos extrañaba es que cuando uno entra [a la propiedad] los perros ladran. Y Él entraba y a Él los perros no le hacían nada. Era la única persona que entraba que los perros no ladraban, nada, sino que se sentaban y se echaban, se quedaban quietitos.

—¿Algún recuerdo de Él? ¿En qué se desempeñaba aquí en el taller?

Jorge Gárate: Nos daba una tranquilidad. O sea, como que conversábamos un rato con Él y ya nos renovabamos, ya con ganas de seguir trabajando. Como que llegaban al fondo las palabras cuando conversaba.

—¿Habló sobre el futuro?

Jorge Gárate: Sí. Hablaba siempre de Alfa y Omega, el principio y el fin, del Cordero, un Cordero de Plata que siempre traía, siempre en el lado izquierdo. Eso es lo que más yo recuerdo.

—Cuándo dejó su hogar, ¿hacia dónde se fue?

Jorge Gárate: No. De repente un día se fue y no supimos más de Él.

—¿Con su maletita?

Jorge Gárate: ¡Claro! Si andaba con su bolsita nomás, nada más. Una chaqueta de mezclilla y blue jean.

—Hay una historia que nos contaron, no sé si usted o alguno de sus hermanos narró que Él iba a regresar y que no lo iban a reconocer y los llamaría por sus nombres, ¿recuerda algo?

Jorge Gárate: No, no recuerdo porque yo no he vivido acá con mis hermanos. He trabajado afuera, he viajado por otras partes, otros países. A los pocos años he venido.

—¿No recuerda más usted de Luis Soto?

Jorge Gárate: No, más no recuerdo porque yo pasaba poco tiempo acá y después me iba porque trabajaba afuera.

—Pero sus hermanos, los demás, seguramente han estado más tiempo con Él.

Jorge Gárate: Sí, más. Ellos han compartido más tiempo con Él.

—Le agradecemos por su atención.

Jorge Gárate: De nada.

—Gracias.