
CIENCIA CELESTE PERÚ

Juan Zegarra Macedo en el año 2012. En Tacna él fue profesor de nocturna del colegio Enrique López Albújar (el colegio Champagnat en la mañana) y periodista del diario Correo de la misma ciudad. Juan Zegarra, además, fue quien le hizo las dos primeras entrevistas en Perú al divino Maestro, para el diario Correo, así como dio la idea para publicar los Artículos Divinos en el mismo diario. Dirección: 200 Casas. Bloque F, Tacna, Perú, (Crédito: Luis Paúl)
Entrevista al hermano Juan Zegarra Macedo
Tacna, 21 de julio del 2000
Por los hermanos José Goicochea y Rosendo
—Buenas tardes hermano, ¿nos podría decir su nombre completo?
Juan Zegarra: Buenas tardes, muchas gracias. Mi nombre es Juan Zegarra, soy periodista y como le decía usted hace unos instantes, tuve la oportunidad de conocer al señor Luis Antonio Soto Romero, una persona bastante humilde, sencilla y de una extraña forma de plantear ideas y acercarnos a conocimientos que, en mi caso, cuando era redactor del Diario Correo, me permitió, de alguna manera, cambiar y acceder a lo que hoy por hoy es mi permanente derrotero: La búsqueda incesante de la verdad. Es lo que más le agradezco hoy, que es reconocido como el Cordero de Dios. Es verdaderamente la presencia del Cristo físico, y esa condición, que al correr de los años se ha venido cimentando. Bueno, no sé si quisieran conocer algo sobre cómo se produjo el primer contacto.
—Exactamente. ¿Cómo fue que llegó a usted el aviso? ¿Fue Él quien llegó a usted o usted lo buscó a Él? ¿Cómo fue ese encuentro?
Juan Zegarra: Fue una visita. Fue la época cuando llegó a Tacna por primera vez y, supongo, empezó a visitar los medios para difundir el mensaje, difundir su obra. Llegó al diario Correo, en esa época era el único diario de Tacna. Tacna ha tenido varios diarios, sin embargo, en la época en la que Él llegó, era la época del gobierno militar. Existía un sólo diario, estaba bastante restringida la información y teníamos un director, diríamos que manejaba al diario de una forma bastante castrense, era una persona muy poco dada a este tipo de temas, muy incrédulo, una persona a la que recordamos bastante por su forma de cimentar en nosotros el espíritu de la disciplina: don Rodolfo Loret de Mola, hoy está en la gloria de Dios. Y bueno, dándole esa forma de ser, lo extraño era que una persona bastante humilde, de una presencia bastante humilde, que primero pidió entrevistarse con el director, el señor Rodolfo Loret de Mola, una persona con un carácter —podríamos decir—, hasta cierto punto a veces irascible, pero también a veces bondadoso, bastante difícil de comprender. Lo sorprendente para nosotros fue la manera como lo recibió. Y yo en esa época era redactor, estaba empezando, haciendo mis pininos en el campo periodístico. Llamó al jefe de redacción, el jefe de redacción tampoco era muy llano a ese tipo de temas, bastante incrédulo también. Bueno, me pasó de -taquito- a mí la información y le hice la entrevista. Pero conocerlo fue realmente una cosa diferente que de alguna manera me marcó. Verme en Él reflejado, sentir realmente una serie de ideas que Él, en ese momento abordaba, y que las conversaba con una sinceridad, con una sapiencia que no iba con su entorno físico. Realmente me motivaron bastante. En esa época me gustaba mucho cultivar algunas lecturas esotéricas, leía a Lobsang Rampa, esas obras de esa época que generaban ciertas inquietudes, y desde ese punto de vista enfoqué qué era lo que Él expresaba, su convicción, y así fue como salió esa entrevista. Sin embargo, hubo algo más, de alguna manera se me ocurrió decirle por qué no publicaba algunos de los mensajes. Lo consulté con el director —siempre con el temor—, y me dijo: Sí, se puede hacer, se puede hacer columnitas. Y bueno, se llegó a publicar columnas [Artículos Divinos], se llegó a publicar algo de 15 a 16 columnas, con el Mensaje Telepático e incluso con el gráfico, que en esa época se hacía un psicograbado, que estaba en la parte superior, y en el contenido, en la parte posterior, iba el mensaje textual, literal. [Luego] se dieron más bien otras informaciones, ya la cobertura que comenzamos a hacer, en mi caso personal y también otros colegas que acudían, porque Correo fue el único medio que en esa oportunidad dio cabida a eso. Las radios de alguna manera también tuvieron un acercamiento en esa época. Apenas dos radios había me parece… tres: Radio Kan, radio Latina y radio Nacional. Y bueno, los colegios que era hacia donde Él acudía. Mi labor también era docente, era profesor de la nocturna, que de alguna manera también me motivó a invitar para que mis alumnos escucharan ese mensaje, lo conocieran. El director de esa época, también bastante afecto a lo que era la búsqueda de la espiritualidad, Carlos Mamani Vega, dio total apertura y en nuestro colegio empezó también a exponer sus rollos. Habló con los alumnos, luego vinieron también las exposiciones en otros colegios. Entonces, eso es el testimonio que podría darles yo de lo que he conocido de Él.
—¿Qué le dijo cuando Él vio que usted había publicado la entrevista a Él?
Juan Zegarra: Constantemente nos frecuentábamos, como le digo, por lo que iba al colegio. De alguna manera también me dio cierta confianza para que yo conversara con otros colegios y podamos, de esa manera, llevarles el pensamiento. Entonces, Él siempre se mostraba bastante agradecido, hasta que hubo un momento en que se cortó lo que era la publicación, sobre todo los mensajes. Y, bueno, son hechos que se formó en esa época. Era época de gobierno militar, y como Él era de nacionalidad chilena hubo algunos malos entendidos y el diario decidió cortar allí lo que era la publicación de los mensajes. Pero las noticias continuaron, no solamente en ese sentido que corrió, sino que también se interiorizaron las radios y, sobre todo, el trabajo de Él siguió a nivel de colegio y su labor permanente de las escrituras.
—Sobre la foto que aparece en el diario, ¿qué periodista o qué fotógrafo fue el que tomó esa foto?
Juan Zegarra: En esa época —eso es lo que no recuerdo muy bien—, estaba Raúl Padovani, que era periodista de planta, y su cuñado Javier Zevallos. Uno de los dos ha tenido que ser, pero realmente no recuerdo. He tratado, también me han preguntado, pero como le digo ha sido Padovani o Javier Zevallos quien tomó la vista. Eran los dos reporteros gráficos que ha tenido en esa época el Diario Correo. Como le digo, no recuerdo cuál de ellos fue.
—Hermano Rosendo ¿Tiene algo que acotar?
—Rosendo: Así es. Cómo se autodefinía el divino Maestro cuando usted lo entrevistó, ¿cómo un mensajero?, ¿cómo que Él recibía mensajes y que Él estaba llamado a cumplir una misión?
Juan Zegarra: Específicamente no me decía que era el Cristo. Era de una humildad grande, realmente humilde, de una sencillez grande. Él hablaba de una misión, una misión muy grande: Yo sé que tú me vas a ayudar a difundir esto, esto va a ser tu trabajo en estos momentos —me decía—. Se proclamaba siempre como el pastor más sencillo. Sí, como el pastor más sencillo.
—Rosendo: ¿Qué fue lo que más le impactó? ¿Qué le decían sus colegas?
Juan Zegarra: Como le digo, lo que más me extrañó es que estábamos en una sociedad bastante católica en esa época, muy creyente, de una actitud, a veces, hasta violenta a los grupos evangélicos. Entonces, lo primero que me sorprendió era que un director de esa talla que teníamos, enérgico, de un proceder castrense, de pocas pulgas, como se diría, recibió a una persona humilde, sencilla. Le dio todas las facilidades del caso, me ordenó, prácticamente, que le haga una entrevista, que se publique. Después yo le consulté si se podía publicar esos mensajes, me dijo que sí: ¡Ah, interesante! Y Él empezó a traer los mensajes en papel de seda. Lamentablemente, de esa época ya no ha quedado nada, pero eran hojas de tamaño oficio, de papel de seda, y ahí hacía el dibujo a colores que en esa época, en el diario, salía en blanco y negro. Pero se hacía el psicograbado del gráfico y se publicaba todo el texto escrito, el manuscrito.
—Rosendo: ¿Quiénes conocieron al Divino Maestro?
Juan Zegarra: Como le digo, tenía una amistad constante con Carlos Mamani Vega. Después ha habido un médico, me parece el doctor Barrera…
—Rosendo: Álvaro Barrera.
Juan Zegarra: Sí. Álvaro Barrera. Él [Luis Antonio Soto Romero] vivía acá, detrás del Mercado Modelo, en la calle Julio Mc Lean, era técnico-electrónico. Creo que [Álvaro Barrera] le dio albergue allí. Incluso en una oportunidad me invitó a ir a la casa, detrás del mercado, a mostrarme los rollos para que vea cómo eran los rollos, porque una vez llevó algunos al diario. Pero aún hay muchos por decirle a la humanidad y eso se debe seguir dando —me dijo—.
—Rosendo: ¿Qué es lo que usted piensa sobre los rollos del divino Maestro, cuál es su opinión personal de Luis Antonio Soto Romero, el Alfa y la Omega?
Juan Zegarra: Sigo leyendo, sigo verdaderamente impresionándome por todas las enseñanzas y sobre todo por la disciplina que forja en nosotros de tener una búsqueda y de no caer ante determinados dogmas, sino buscar, ser libres. Entonces, es lo que más yo entiendo, una libertad concreta para buscar realmente esa verdad y en ese camino me encuentro.
—Rosendo: Muy bien, gracias.
Juan Zegarra: A ustedes las gracias.
—Gracias.

Yo sé que tú me vas a ayudar a difundir esto, esto va a ser tu trabajo en estos momentos —me decía—. (Juan Zegarra, además de entrevistarlo dos veces, ayudó a que se publicaran varios Artículos Divinos). Artículo N° 1, EL ORIGEN DE LA TIERRA, publicado como columna en el diario Correo de Tacna el sábado 22 de junio de 1974 (Crédito: Josué Ll,)