
CIENCIA CELESTE PERÚ

La hermana Flora Torres en una entrevista del año 2004. Ella se desempeñó como enfermera del divino Maestro durante sus últimos 34 días de vida. (Foto: captura de pantalla de YouTube)
Entrevista a la hermana Flora Torres Guerra
Chorrillos, 5 de setiembre del 2004
Por el hermano Juan
Entrevista a la hermana Flora Torres Guerra durante un corte a la entrevista del hermano Ricardo Flores Herrera. La hermana Flora fue contratada como enfermera para atender al divino Maestro, en casa de Antonio y Olinda, atendiéndolo por 1 mes con 4 días y hasta su fallecimiento. La hermana Flora luego iría, junto con la hermana Olga León de Pastor y Ricardo Flores Herrera, a casa de Antonio Córdova Quesada para que el hermano Ricardo Flores se hiciera cargo, por orden del Padre, de los divinos rollos. Lamentablemente la entrega fue rechazada.
—Hermano Juan: Vamos a presentar a la hermana Flora, y una de las preguntas que queremos hacerle a ella, es justamente, ¿cómo ella asistió al divino Enviado?, ¿y cómo fue su reacción al saber que era justamente el Enviado del Padre Eterno a este mundo?
Flora Torres Guerra: Bueno hermano. Por la gracia divina el Padre Eterno me dio la oportunidad de poder acercarme al divino Enviado, en el momento en que se tenía que hacer su curación a la herida que presentaba. Gracias al divino Padre me desenvolví tal como podía, bajo mi ignorancia, porque no tenía mucho conocimiento, pero lo hice con tanto Amor que el divino Maestro se sentía satisfecho, contento con lo que yo hacía. Le doy gracias infinitas al divino Padre por esa oportunidad.
—El divino Enviado —hermana—, ¿le dijo algo sobre los rollos?, sobre…
Flora Torres Guerra: Mire hermanito. Con el divino Maestro yo no he conversado tanto. Tan solo ciertas cosas circundantes al momento. Pero los divinos rollos yo, al conocerlo por primera vez… Y vi un rollo que el Señor estaba mostrándole a un hermano. Pero como yo no conocía, no puse mucha atención. Pero sí, después ya he conocido referente a los divinos rollos.
—¿Nos puede usted decir sobre la herida día Enviado?
Flora Torres Guerra: ¿Sobre qué?
—Hablar sobre su herida del Enviado. ¿Dónde se encontraba?, ¿cómo era su condición de mejoría en esos momentos?
Flora Torres Guerra: Bueno. Cuando yo conocí por primera vez esta herida, quedé muy sorprendida porque nunca había visto una herida tan… Y no quería dejarlo, sin poner, aportar lo poco que sabía y comencé a curarlo. Entonces, poco a poco, hasta donde Dios permitió —el Padre que estuviera—, yo ertuve con Él.
—¿Y en qué parte del cuerpo se encontraba dicha herida?
Flora Torres Guerra: En la parte izquierda del pecho, dentro de la tetilla, en esta parte.
—En la parte izquierda del pecho, a la altura de la tetilla izquierda.
Flora Torres Guerra: A la derecha.
—¡Ah, perdón! Es en la parte derecha…
Flora Torres Guerra: En la parte derecha.
—A la altura de la tetilla derecha.
Flora Torres Guerra: Aquí, derecha.
—Es en la parte derecha a la altura de la tetilla derecha. Bien. ¿Y usted qué tiempo lo atendió al Enviado?
Flora Torres Guerra: He estado un mes, cuatro días.
—¿Y cuántas hermanas se encontraban en esos momentos? ¿Y cuántos hermanos se encontraban en esos momentos?
Flora Torres Guerra: Bueno, en esos momentos habían varios hermanos. A Él lo visitaban, pero a veces me encontaba, solamente el divino Maestro y yo.
—¿Usted reconoció que era el divino Enviado en esos momentos?
Flora Torres Guerra: No. Él sí se mostró ante mí con su infinita misericordia para que yo reconocí y dije: ¡Dios mío! ¡El divino Redentor Cristo Jesús! Pero me desvié. Dije: Como el hermanito Luis es blanquito y delgado, igualito a nuestro divino Redentor, sin pensar que era Él.
[Nota: La frase presenta errores de indicativo en lugar de subjuntivo. Se debió decir: Para que yo reconociera y dijera…]
—Bien. Otra pregunta sería, hermana Flora, ¿cómo era el trato que Él tenía con las hermanas mujeres?
Flora Torres Guerra: Mire hermanito. Nuestro divino Redentor era muy dulce, muy suave. Y yo decía: Mi niño. Porque, en su trato era muy dulce, y sobre todo muy cariñoso hermano, pero era recto. ¡Sí, recto! Muy recto, pero con amor. Ahí Él hablaba con los hermanos (ininteligible). Y yo solamente escuchaba porque no conocía todavía nada.
—¿Puede usted darnos datos de otras hermanas que también la han atendido al divino Enviado?
Flora Torres Guerra: Mire. Sé por la hermana —la esposa del dueño de la casa, el hermano Quezada—, que una hermana Carmen la había atendido y una hermana… —Carmen Tasso—, y la hermana Olga de Pastor, antes que yo. Entonces, esos son los únicos que sé.
—¿Alguna experiencia usted nos puede contar con el divino Enviado antes de su muerte y después de su muerte?
Flora Torres Guerra: Bueno, mire hermano: Antes de su muerte solamente lo que le he conversado, pero cuando el divino Maestro partió, entonces, cuando me fui a mi casa, habiendo estado ahí, acompañándole, llegué a mi casa. Yo he tenido un abrigo, y ese abrigo, me saqué y lo colgué en mi cabecera… en los pies de mi cama ¡y salían bastantes brillos como diamantes!, ¡toditito! Entonces yo me sorprendí. Pero esto me siguió cuando al día siguiente entré al baño ¡y también en el suelo estaban todititos esos brillantes que yo me asustaba! Entonces, yo doy gracias al Padre Eterno por esas oportunidades, y que me perdone por mi ignorancia.
—Gracias hermana Flora, lo que usted nos está diciendo son datos muy importantes. Sobre todo porque son personas que han sido personas muy allegadas al Enviado.
Flora Torres Guerra: Gracias a Dios sí.
—Y esos nos hace ver, seguir investigando mucho más a otros hermanos, y los datos que nos han dado son muy, muy interesantes.
Flori Torres Guerra: Gracias hermano.