
CIENCIA CELESTE PERÚ

Antonio Thenoux Rivera (22-11-1932) quien en 1970 él alojó al divino Maestro Luis Antonio Soto Romero. Foto tomada el 5 de diciembre de 1970 a la edad de 38 años. (Crédito: Raúl Thenoux Mena)
Entrevistas a Raúl Antonio Thenoux Rivera (†)
Arica, 2012
Por el hermano Luis Paúl
La entrevista a Antonio Thenoux Rivera (nieto del inmigrante francés Jean Baptiste Thenoux Burles), se hizo en su casa, sito en Av. Barros Arana 2341, Arica, aunque con varios contratiempos pues había tenido una operación que le dificultaba un poco movilizarse. Sin embargo, y pese a la poca disposición, tuve que insistir pues faltaban datos que ayudarán a las futuras investigadores. Antonio Thenoux conoció al divino Maestro, Luis Antonio Soto Romero, desde febrero de 1970 y por un lapso de año y medio a dos años.
Antonio Thenoux: La gente no lo toma en cuenta a uno. ¡Olvídese!, cuesta mucho entrar a una parte. Yo le estoy haciendo un favor a usted por recibirlo en mi casa porque a mí no me gusta hablar de ese tema. Soto estuvo viviendo en mi casa con nosotros, lo ayudamos. Todo terminó. Yo sé que este mundo en que vivimos es diferente. Usted tiene que empezar en Talcahuano.
—¿Talcahuano?
Antonio Thenoux: ¡Claro! Raúl [su hijo] le puede dar una información. Cuando estuvo en Lima, allá hizo una declaración, allá en Lima. Llegó un señor y se llevó todos los documentos de Alfa y Omega a Lima ¡Todo!
—¿Qué documentos?
Antonio Thenoux: Los que yo tenía acá.
—¿Qué documentos eran?
Antonio Thenoux: Documentos que el tiempo que Él estuvo conmigo acá. Él quería tener todos esos documentos. Incluso en Lima salió un reportaje mío en un diario en Lima, ahí salía mi foto donde dice: Acá está el señor Thenoux… de Alfa y Omega. Yo explico todo como fueron las cosas oiga. A muchos peruanos no le agrada la forma como yo hablo. Acá no fue bien recibido. Usted va a ir a cualquier parte y le van a pedir documentos. De solo, solo con que usted es peruano no lo van a recibir. ¡No! El chileno es muy j…
—¿A quién le puso Pipila?
Antonio Thenoux: ¿Ah?
—Pipila a quien le puso, ¿a Patricia?
Antonio Thenoux: Era una cocinera que había acá. ¿Por qué?
—Porque en una entrevista hablaron de Pipila, una mujer. No sé si era vecina. ¿Se llamaba Patricia? ¿Una mujer estuvo acá?
Antonio Thenoux: Soto nunca se conoció que tuvo relaciones sexuales con esa mujer o no.
—¿Qué tiempo estuvo?, ¿a qué edad fue?, ¿no sabe?
Antonio Thenoux: No. Lo único que hablo yo es del año 70, nada más. Cuando lo conocí en la universidad, nada más.
—El sacerdote de la universidad Agustín Sánchez, ¿estaba presente entre los 14 o no?
Antonio Thenoux: Creo que sí.
—¿No está seguro? No se acuerda…
Antonio Thenoux: No. Pero yo le voy a decir una cosa. ¿Cuál es su interés suyo de buscar todos esos antecedentes? Joven, deme su explicación, ¿qué es lo que busca usted?
—Hacer una biografía más o menos completa.
Antonio Thenoux: Muy difícil. Porque va a tener que tener mucha plata usted para poder viajar. Primero va a tener que buscar la raíz: Talcahuano, donde Él estuvo hospitalizado. Talcahuano es una base militar que hay ahí…
—¿Un hospital?
Antonio Thenoux: Talcahuano es un puerto grande, tan grande como Valparaíso. Ahí hay astilleros, ahí fabrican barcos, hay hospitales modernos. Desde ahí usted tiene que empezar a investigar, en una clínica que tienen los marinos. Los marinos tienen clínica psiquiátrica. Hay una clínica que se llama Hospital Almirante NEF. Si usted va allá no lo van a tomar en cuenta a usted. El chileno tiene una costumbre de mirar de donde viene uno. ¡Documentos! Si usted pertenece a un (ininteligible).
[Al parecer, y según anteriores entrevistas, Thenoux menciona reiteradamente Talcahuano porque el divino Maestro, después del golpe sufrido en un barco, habría sido trasladado a un hospital de Talcahuano y luego trasladado al Hospital Almirante NEF, hospital que cuenta con servicio de psiquiatría. Es posible que en el hospital Almirante NEF lo hayan declarado loco]
Antonio Thenoux: Un 24 de diciembre Él estaba así. De repente movió la cabeza, movió su cuerpo, empezó a hablar, empezó a mover todo su cuerpo. ¡Los médicos corrían a verlo! (ininteligible) que a ese hombre lo tenían en estado vegetal y Él ya estaba volviendo, la circulación de la sangre, todo funcionaba. Entonces le preguntaron a Él. Él lo único que hablaba sobre cosas (ininteligible) entonces los médicos lo declararon loco.
—¿Loco?
Antonio Thenoux: Loco.
—Por lo que hablaba.
Antonio Thenoux: ¡Claro!
—En dónde, ¿en Santiago o en el hospital…?
Antonio Thenoux: En el sur, en el hospital de (ininteligible) en el sur, Talcahuano.
—¿Talcahuano o Almirante NEF?
Antonio Thenoux: Allá en Talcahuano. No sabían de qué se trataba. Pero los médicos mismos… Yo he conversado mucho con los médicos. Acá en Arica yo he conversado mucho con los médicos de mi salud, cómo es. Es muy posible que uno pueda perder el conocimiento, puede quedar en estado vegetal y volver. Alguien se quedó con el cuerpo del señor Soto.
—¿Con su cuerpo?
Antonio Thenoux: ¡Claro! Un espíritu de adueñó de su cuerpo. ¿Como Él sabía tantas cosas? Era muy interesante a los señores… (Luego…) Mucho frio. Mucho viento. Me cortaron la pierna a mí pues, una… Es que tengo una enfermedad, diabetes… la sangre.
[Se refiere a una operación de tejido. Se acomoda, se abriga y se pierde el hilo de la conversación]
—¿A usted le contó como consiguió el Corderito de Plata?
Antonio Thenoux: No.
—Nunca le contó.
Antonio Thenoux: Nunca.
—En una joyería Ondania, ahí lo compró.
Antonio Thenoux: Él lo que tenía interés conmigo, que todas las semanas le diera plata, yo le pagaba su sueldo, fuera de la comida que Él comía acá Él tenía su sueldo, entonces con eso compraba las cartulinas para escribir. Quería plata para viajar. Qué se yo. No crea usted que Él se financiaba conmigo. Nadie lo ayudó económicamente.
—¿Sabe otro trabajo que haya tenido en Santiago o Arica?
Antonio Thenoux: No. Lo único que sé es que este hombre había sido marino, tuvo un golpe en la cabeza y volvió. Hay algo que me llamó la atención a mí. El hombre cayó, se golpeó la cabeza y quedó en estado vegetal.
[Se levanta y busca periódicos en una cómoda]
Antonio Thenoux: Parece que no sé donde lo dejé.
—¿Eran los periódicos?
Antonio Thenoux: Los periódicos. Vinieron un (ininteligible) que estaban haciendo un reportaje. No está. Tengo que buscarlos. Tiene que estar en los archivadores. Es muy difícil encontrarlos. Tengo que buscarlo. Ha venido tanta gente sobre el tema de Alfa y Omega. No es únicamente usted, ha venido gente de Santiago, se han enterado mucho de este tema —sobre todo de los platillos voladores—, de Santiago. De Lima han venido varios más.
—¿De Santiago?
Antonio Thenoux: De Chile y de Lima. Vamos para adentro, vamos al escritorio, no puedo andar casi, vamos a salir un rato.
—Ya.
[Lo ayudo a movilizarse]
Antonio Thenoux: Gracias.
[Luego de apagar la cámara para ayudarlo a salir, narra como levantó un ovni a un militar llamado Oswaldo Osa. Enciendo de nuevo la grabadora]
—¿Qué distancia?
Antonio Thenoux: Lo levantó como 20-30 cm., así [muestra la altura con su mano]. Entonces, él miro hacia arriba y vio que había una nave espacial que estaba jugando con ellos. Entonces, fue tan grande el susto que tuvo que se hizo popó en su propia ropa. Cuando llegó a Arica el señor tuvo que irse al hospital.
—¿Psiquiátrico?
Antonio Thenoux: ¡Claro! Esto fue muy comentado. Que él, el jefe se Servicio de Inteligencia, había tenido un encuentro con los platillos voladores. Había un señor acá que trabajaba en la General Motor, el que manejaba el vehículo. Él contó todo como fue la historia. Pero habían cuatro ahí, cuatro militares. En esa misma fecha se perdió un militar en la cordillera. Resulta que salió una patrulla militar a recorrer la cordillera, uno de ellos se perdió y lo encontraron a la vuelta de dos o tres días con la barba así, hasta acá [muestra con su mano el pecho].
—¡Hasta acá!
Antonio Thenoux: Sí. Los platillos voladores lo secuestraron. Nadie va a creer esto. En los diarios salieron. Tengo que buscar los papeles de esa época, yo tenía los diarios.
—¿Tiene o tenía?
Antonio Thenoux: De los platillos voladores yo tenía los papeles [periódicos], pero para eso necesito un día, dos días en buscarlos. Yo debo tener muchos de esos. Igual que mi hijo. Mi hijo tenía todos los antecedentes de Alfa y Omega.
[Al parecer ha guardado los periódicos de Oswaldo Osa, del militar al que le creció la barba y muchos periódicos sobre ovnis. Aunque no mencionó los nombres de los diarios, tampoco si fueron de circulación nacional o local, la fecha aproximada de lo sucedido a Osa y al militar al que le creció la barba debe ser febrero de 1970]
—¿Se iba a entrevistar con un obispo en Santiago?
Antonio Thenoux: ¡Claro!
—Con quién, ¿sabe el nombre?
Antonio Thenoux: No.
—¿Y se entrevistó o no?
Antonio Thenoux: Se entrevistó, pero ¿qué es lo que pasó?, no lo ayudaron.
—¿Él salía a la calle con sus rollos?
Antonio Thenoux: Sí.
—¿Cuántos?, ¿todos o unos pocos?
Antonio Thenoux: No. Salía (ininteligible) conversando con la gente.
—Y les enseñaba.
Antonio Thenoux: Les mostraba las cosas que Él estaba haciendo. Hablaba de los platillos voladores, todas esas cosas. Mucha gente se interesaba en la conversación de Él pues.
—¿Usted ha visto ovnis?
Antonio Thenoux: Muchas, muchas veces. Yo he estado en el desierto trabajando, he visto… Mire, el hombre [Oswaldo Osa] que se burló tanto del señor Soto dijo que era un loco. A ese hombre la pasó una (ininteligible). Como era del Servicio de Inteligencia andaba metido en la cordillera porque Chile tenía problema con los peruanos, entonces, en la junta de adelante de los (ininteligible) regalaron una radio a todos los colegios, unas radios portátiles (ininteligible), porque se pensó siempre que el Perú iba a atacar a Arica. Entonces, el señor este iba en un jeep, pasó por un desierto, de repente el vehículo —el jeep en que iba— se paró, miró para arriba y había una luz grande.
—¿Luz?
Antonio Thenoux: Luz.
[Hubo alguna interrupción]
Antonio Thenoux: ¡Ah!
—¿Él estuvo viviendo acá en la calle Azolas
Antonio Thenoux: Acá vivió, en este sitio.
—No, pero también se fue a Azolas.
Antonio Thenoux: No. Siempre estuvo acá, siempre.
—¿Y todo el tiempo trabajó con usted?
Antonio Thenoux: Sí. Pero Él tenía amigos acá pues.
—¿Vecinos?
Antonio Thenoux: Vecinos que les gustaba escuchar. Había un señor que murió. Deje acordar el nombre… ¡Ah!, don Manuel Gárate.
—¡Ah, Garate!
Antonio Thenoux: Don Manuel Gárate. Y luego siguió en su casa y ahí le hizo unos dibujos a Él. A Él le gustaba salir, no pasaba acá. Conversaba con toda la gente acá. Algunos lo trataban bien, otros decían: Este gallo está loco. Pero Él comprendía que si uno habla de un tema tan delicado, que son los platillos voladores, la gente lo toma como loco a uno, ¿es así o no? Hay ciertas conversaciones que hay que tener mucho cuidado en conversar porque no se puede hablar de estos temas.
—¿Él tenía un Corderito de Plata?
Antonio Thenoux: Sí. Un Corderito tenía.
—¿Nunca lo sacaba?
Antonio Thenoux: No
—Él tenía a su cargo trabajadores?
Antonio Thenoux: Nunca. ¿Él que es lo que hacía acá?, ¿qué hacía?, me cuidaba.
—¿A usted?
Antonio Thenoux: ¡Claro! Porque yo estaba trabajando construyendo galpones acá, y la gente acá en Arica… A Él lo tenía como un cuidador, como un sereno para que no me robaran.

Propiedad-vivienda de Antonio Thenoux en el año 2012. Nótese los carteles de arrendar galpones. En Chile arrendar galpones significa alquilar espacios industriales, talleres mecánicos, depósitos, etc. (Crédito: Luis Paúl)
—¿Él era de confianza?
Antonio Thenoux: El hombre de confianza. Es igual que yo lo contrato a usted y le digo: Usted tiene que cuidarme. Usted tiene que cuidar que es lo que pasa en mi sitio.
—¡Ah! Y Él cómo se hacía llamar, ¿Soto?, ¿Luis Soto?, ¿cómo?
Antonio Thenoux: Don Luchito Soto. Luchito.
—¿Ustedes le decían Luchito?
Antonio Thenoux: Don Lucho. Aquí se le trató bien.
—Sí. Si tengo entendido. ¿Él no tenía familia en Tocopilla?
Antonio Thenoux: No.
—¿No sabe?
Antonio Thenoux: No.
—Porque en Tacna me dijeron que Él tenía dos hermanas. Él había contado que tenía dos hermanas mayores. ¿No sabe?
Antonio Thenoux: No. No tuvo familia. Soto no tuvo familia.
—A partir de los doce años se fue de su casa…
Antonio Thenoux: No puedo decir nada porque Soto llegó a Arica y lo conocí en la universidad. Y ahí comenzó la historia. En esos días hubo una reunión y yo me lo traje para acá, porque no tenía donde dormir y donde comer. No tenía plata.
—¿Esta foto quién la tomó?
[Le muestro un libro con la foto en blanco y negro de él y el divino Maestro juntos. Se demora en observar sin lentes, luego responde sorprendido]
Antonio Thenoux: ¡Soy yo pues!
—Pero, ¿quien tomó esa foto?
Antonio Thenoux: Mi hijo. Soto estaba con ropa de trabajo.
—Su uniforme de trabajo.
Antonio Thenoux: Sí. Y yo vestía así porque era época de verano. Estaba muy bien el trabajo.
—¿Tiene la foto original?
Antonio Thenoux: No. La llevaron para Lima. Todas las fotos las llevaron para Lima y no las regresaron.
—No las han devuelto…
[Se lamenta diciendo no con la cabeza]

Antonio Thenoux junto al divino Maestro Luis Antonio Soto Romero. Nótese el uniforme de trabajo y guantes del divino Maestro quien trabajaba separando las distintas clases de metales, además que hacía las veces de sereno allí. Foto tomada en casa de la familia Thenoux el 5 de diciembre de 1970, cuando el divino Maestro estaba 10 meses alojado allí. (Crédito: Raúl Thenoux Mena)
—Se fue de su casa. ¿Se despidió en la mañana, en la tarde?
Antonio Thenoux: No podría decirlo. Lo único que sé es que Él preparó sus cositas y se despidió de mí. Eso sí, yo tuve que darle plata para lo de los pasajes, para todos esos gastos.
[En eso entra su nuera al cuarto, la que me había hecho pasar. Luego se retoma la conversación]
Antonio Thenoux: Ahí había unos curas, gente, y andaba trayendo unos…
—Rollos.
Antonio Thenoux: Unos rollos andaba trayendo, y Él lo único que quería era una ayuda económica. Escúcheme: En esa reunión todos se la negaron. Escuche eso, escuche una cosa: Nadie lo ayudó en Arica, todos hablaron que el señor Soto estaba loco. Yo fui el único hombre que lo tuvo en su casa. Lo ayudé económicamente para que Él siguiera en esto hasta que Él se fue a Lima. De ahí en Lima supieron toda la historia mía y vinieron a buscarme a mí, querían llevarme a Lima. Yo no pude viajar a Lima porque estaba enfermo. Mi hijo fue, tuvo una entrevista y más incluso. Hay un diario escrito… Acá en Arica no va a conseguir nada usted. Es la única parte donde el señor Soto vivió con nosotros fue acá. Incluso la muralla donde Él escribió se hizo tiras, sacaron fotografías y todo fue llevado a Lima, todo el reportaje, porque vino un doctor para acá. Vino… creo que vinieron tres personas de Lima trayendo plata para investigar, estuvieron 15 días acá en Arica hasta que se fueron pues. Eso es lo único que le puedo decir joven. Usted está recién empezando a vivir este mundo. El señor Soto habló cosas que iban a pasar durante un cierto periodo de años.
—Él cuantas veces viajó a Santiago de Chile, ¿una, dos, tres veces?
Antonio Thenoux: Él fue una. Después tuvo una reunión con los Lamas. Fue una con los Lamas.
—¿Otra vez fue o ya no?
Antonio Thenoux: No, no supe más de Él. Lo único que se es que Él se fue a Tacna y allá formó una secta.
[Nota: El divino Maestro nunca formó una secta. Son los hermanos quienes forman grupos pese a su advertencia divina de no formarlos]
—¿Él tenía familia en Tocopilla?
Antonio Thenoux: Yo estuve investigando.
—¿Usted?
Antonio Thenoux: Sí. Yo estuve investigando qué le pasó al señor Soto. Primer lugar. Escuche una cosa. El señor Soto era marino. Allá en el sur de Chile Él iba navegando en un barquito de guerra, se cayó y se golpeó el cráneo.
—¿Sabe el nombre del barco?
Antonio Thenoux: Tiene que ir a Talcahuano usted para investigarlo. Estuvo en una clínica psiquiátrica porque Él estuvo dos o tres meses sin conocimiento de ese golpe. Cuando Él volvió era otro hombre. Escuche esto: Entonces, en el hospital lo declararon loco porque Él empezó a hablar una serie de cosas, empezó a escribir. Entonces en el hospital psiquiátrico lo declararon loco. ¿Por qué razón?, mire, escuche una cosa: Una persona que está en cama, sin conocimiento, a la noche a la mañana vuelve a su estado normal, entonces Él empieza a hablar cosas increíbles. Entonces las enfermeras, los médicos, todos lo tuvieron en observación durante varios meses, hasta que Él salió de la clínica y se vino recorriendo hacia el norte, pasó por Tocopilla y llegó a Arica. Aquí en Arica Él pensó que iba a tener (ininteligible). El que habló mucho en contra de Él fue don Oswaldo Osa, que murió. Después había un señor de apellido Guillen que pertenece a los rosacruz.
—¿Cómo se llamaba, sabe el nombre de Guillén?
Antonio Thenoux: Hace tantos años… Lo único que sé decirle es que habían 14 personas ahí, pero casi todas eran intelectuales, gente muy preparada, universidad, universitarios, masones, gente muy preparada. Acá en Chile no se le abrió las puertas al señor Soto porque lo consideraban que estaba loco. Eso es la verdad de todo, oiga. Él único de las personas que lo ayudó económicamente fue mi persona, yo. Él vivió, comió en mi casa, lo protegí yo. ¿Por qué razón joven? Escuche una cosa. Usted está recién llegando a este mundo, yo tengo 80 años. No creo en ninguna religión. Escuche eso. No creo en ninguna religión. ¡No creo en nada! No me hable de los católicos, no me hable de esto, de esto otro. Nosotros vivimos en otra época, escuche esto: Usted me habla de religiones, yo tengo Biblia, yo tengo un montón de cosas religiosas, pero no les creo, no le creo señor. Yo estuve en Venezuela, he estado en muchas partes, he visto cosas que no me han agradado.
—Una pregunta. Qué dijo de Arica, del cataclismo, ¿cómo iba a ser?
Antonio Thenoux: ¿Arica? Se anunció un gran terremoto.
—¡Ah!, ¿Terremoto o maremoto?
Antonio Thenoux: Terremoto y maremoto. Anunció Él en esa época el golpe de estado de Allende. Él anunció muchas cosas.
—¿Qué dijo del Planeta X?
Antonio Thenoux: ¿Cómo?
—Del Planeta X
Antonio Thenoux: No, no dijo nada.
—¿Entonces del meteorito en Texas?
Antonio Thenoux: Lo único que sé decirle (ininteligible) Yo no lo puedo ayudar ya. Lo único que puedo decirle es que el hermano Soto vivió con nosotros. Yo lo ayudé, hasta ahí nomas terminó la situación. Oiga, en mi sitio pasaron cosas increíbles.
—Quería preguntarle las escenas que vio en Egipto, en Egipto antiguo, ¿usted vio una luz como 21 días en su casa de escenas de Egipto?
Antonio Thenoux: ¡Claro!
—¿Cómo fue?
Antonio Thenoux: ¡Ah!, no podría explicarle. Pasó algo muy grande en mi sitio, algo que usted no entiende. Aparecieron luces a las 10 de la noche aquí. Una noche la Carmen salió. Acá, encima de este sitio, había una nave espacial, era un platillo volador. Se veía una cosa redonda de varios colores. La carmencita lo vio, pero hace ya muchos años todo esto. Aquí pasó muchas cosas.
—Y las escenas de Egipto de qué trataban, ¿vio las pirámides?
Antonio Thenoux: No. Vi otras cosas.
—¿Vio la esfinge?
Antonio Thenoux: Lo único que sé decirle es que nosotros no estamos solos, los platillos voladores existen. Usted incluso puede tener una comunicación con ellos, pero en la cordillera.
—De los 14 que asistieron a la reunión esa ¿alguno vive o ya no ya?
Antonio Thenoux: Todos han fallecido (Hace una larga pausa luego retoma la conversación). El hermano Soto vivió con nosotros y cosas de (ininteligible). Por eso yo le daba un sueldo. No crea usted que estaba gratis acá. Él me ayudaba también, incluso había fotografía. Yo estaba levantando una pequeña industria acá. A la noche a la mañana Él me dice que se va al Perú. Había tomado contacto con mucha gente acá en Arica y se fue al Perú, y de ahí no supe nunca más de Él hasta que vinieron de Lima a conversar conmigo. Incluso en el lugar donde Él estuvo, Él escribía, en la muralla hizo unos dibujos de Alfa y Omega. Vino del Perú un doctor, estuvo viendo todo lo que dejó el señor Soto, lo llevó para Lima. Eso varios años atrás, de ahí ya no supe más de ellos. Pero yo colaboré con ustedes. Mi hijo estuvo en Lima, en Alfa y Omega. Yo no pude viajar porque estaba enfermo. ¿Qué pasa joven, porque viene para acá, es periodista usted?
Quiero hacer una biografía de Alfa y Omega más o menos completa.
Antonio Thenoux: Mi hijo tiene documentos, yo no tengo documentos de Alfa y Omega. Él estuvo allá en Lima con los hombres que dirigen Alfa y Omega. Tuvo grandes entrevistas, incluso aquí había venido un doctor.
—¿Qué le dijo?
Antonio Thenoux: Le dije en esta forma al señor Soto, en esa reunión le dije: Hermano —le dije— usted no está solo —le dije yo— y lo invite a traerlo para la casa. El señor Soto vivió aquí, en este sitio.
—¿Usted solo lo defendió o alguien mas?
Antonio Thenoux: Yo lo defendí cuando terminó la reunión porque eran 14 personas.
—Todos lo atacaban y usted nomás lo defendió…
Antonio Thenoux: ¡Lo destruyeron! Lo, lo… En esa reunión hablaron mal de su persona, dijeron que ese hombre estaba loco. Habló de los platillos voladores de esa época. Habló muchas cosas que usted no entiende. Entonces, en esos años Soto era un pobre hombre que andaba trayendo una bolsita de ropa. Muy pobre, muy pobre… Yo me lo traje para acá. Aquí mi esposa se anduvo disgustando un poco porque yo estaba construyendo galpones, entonces a Él le di una piecesita, un lugar donde podía escribir y estuvo viviendo acá con nosotros. Incluso hay una fotografía en el lugar donde Él estaba. Yo lo ayudé porque Él quería ir a Santiago ese año.
—¿En 1970?
Antonio Thenoux: ¡Claro! Pasaron como 3 meses más o menos. Se fue a Santiago para tener una entrevista con un señor de los Lamas y no le fue muy bien en Santiago.
—¿Hizo la entrevista?
Antonio Thenoux: Tuvo una entrevista en Santiago, pero no le fue muy bien. ¿Por que?, porque cuando llegó a mi casa se sentía un poco derrotado. Yo era la única persona que lo entendía, ¿me entiende?, conversaba conmigo. Mire joven, le voy a decir dos cosas a usted. Yo no sé quién es usted, yo he recorrido muchos países…
[En esos momentos llega su hijo Raúl Thenoux, algo contrariado porque —según me dijo después—, había discutido con un tal Pita del grupo de Lince. Luego le explicaría que no pertenezco a Lince ni a ningún grupo, que investigo por mi cuenta, y accede a darme una entrevista al día siguiente, Enciendo nuevamente la grabadora]
Antonio Thenoux: Entonces en esa época le hacen muchas preguntas al señor Soto.
—¿Qué preguntas?
Antonio Thenoux: Preguntas políticas. En esa época, en esos años había una campaña electoral en Chile. El señor Salvador Allende —el presidente de esa época—, era candidato, no era hombre oficial. Entonces, el señor Soto dice bien claro: ¡De presidente va a salir este hombre, Salvador Allende!
—¡Dijo el nombre!
Antonio Thenoux: ¡Claro! ¡Y van a matarlo! Él lo dijo en esa época. Todos se rieron de Él. En ese círculo, de toda esa gente preparada, se burlaron del señor Soto. ¡¡Se burlaron!! Dijeron que este hombre estaba loco. Yo no estaba invitado a esa reunión, yo estaba de oyente. Entonces, todos hacían preguntas y respuestas sobre el señor Soto, porque Él, todas las preguntas que Él daba, las hacía con mucha, mucha (ininteligible) exactas. Él era un hombre —como podría explicarlo— cohibido en ese momento, estaba rodeado de gente. Entonces, el señor Soto lo que quería era una ayuda económica, si la universidad podía ayudarlo. Todos se negaron, incluso había un señor de la Defensa Civil que se llamaba Oswaldo Osa —que está muerto— que dijo: ¡Este hombre está loco! —por el señor Soto—. La reunión duró como 3 horas más o menos. Entonces, yo vi el problema que había ahí. Cuando terminó la reunión, en esa época, el año 70 —en febrero fue eso—, vi tan solo al señor Soto.
—¿Y qué le dijo?
Antonio Thenoux: (Ininteligible) telepático, y está escribiendo unas hojas, dice que tiene mucho conocimiento de los platillos voladores. No estoy bromeando, es Alfa y Omega. Entonces yo lo vi de lejos.
[Parece que se refiere a que Thenoux, como no fue invitado, estaba muy aparte del grupo de los 14].
Antonio Thenoux: … tuve una entrevista en forma directa en la universidad. En la universidad había un sacerdote, un sacerdote a cargo de la universidad en esos años.
—Agustín Sanchez.
Antonio Thenoux: ¡Claro!, en la Universidad del Norte del año 70. Entonces, en esa época, la universidad tenía mucho movimiento (ininteligible) por la fecha. Pasaron los días y tuve que ir a la casa de Carlos Díaz. Eso fue en febrero del año 70. ¿Cuál fue la sorpresa para mí? Fue que en la casa de Don Carlos Díaz había una reunión. Primer lugar, estaban los rosacruz, es una secta religiosa. Estaba un señor de Defensa Civil que era del Servicio de Inteligencia, estaba, eh… mucha gente. Incluso había… ¡Ah!, había un psiquiatra en esa reunión. Entonces le hicieron (ininteligible) de don Carlos Díaz, lo tenían rodeado en un living y en medio estaba Él.
—¿Todos parados?
Antonio Thenoux: Todos tenían asiento, pero lo tenían a Él en un círculo.
—¿Todos estaban sentados y el señor Soto estaba parado?
Antonio Thenoux: Lo tenían sentado en un círculo. Entonces, toda esa gente de autoridad, gente, eh… —cómo le podría explicar— muy preparada, habían abogados, había gente… Entonces en esa época…
[Se acomoda en la cama y se pierde nuevamente el hilo de la conversación, aunque siempre trata de centrarse en la reunión de los 14, lo sucedido con Oswaldo Osa y la ayuda que le dio al divino Maestro]
—¿Cuando lo conoció?
Antonio Thenoux: Es muy larga la historia, tengo que hablar del año 1970. Yo había comprado esta propiedad, en esa época no había nada acá. Resulta que yo tenía que ir a la Universidad del Norte. En el año 70 yo tenía un amigo que era profesor de electrónica, era español, se llamaba Carlos Díaz Dorado. Nació en Málaga este caballero. Este caballero daba clases en la universidad, era profesor. Yo era un hombre que me dedicaba a investigar —hace muchos años— los platillos voladores. Yo tuve muchas visitas sobre este caso, ¿me entiende?
—¿De ovnis?
Antonio Thenoux: ¡Claro!
—¿Ha visto ovnis?
Antonio Thenoux: Tuve contacto con ellos.
—¿Usted?
Antonio Thenoux: Sí.
—¿Hablando?
Antonio Thenoux: No. Deje conversar. Ya, resulta que yo estaba en la universidad en el departamento electrónico, cuando llegó el profesor Carlos Díaz y me dice a mí, en esta forma: ¡Oiga don Antonio! Le traigo una novedad —me dice—. Estábamos en la universidad. ¿Qué novedad? Le dije…
[Fin de la grabación por falta de espacio en la memoria extraíble de la cámara digital. Sin embargo, Antonio Thenoux, una de las personas que más pudo hablar del divino Maestro en Arica, había mencionado que su nombre aparecía en los rollos, aunque siempre afirmó que nunca los leyó. Lo cierto es que varios Antonios conocieron muy de cerca al divino Maestro: Antonio Ondania (Arica), Antonio Thenoux (Arica) y Antonio Córdova Quezada (Lima)]