— ALFA Y OMEGA: Entonces, la revelación de Dios no necesita propaganda como hacen los hombres con sus formas de fe, lo de Dios se extiende igual, crean o no crean, porque no tiene límite. ¿Va comprendiendo este punto? Es por eso que yo nunca discuto con los seres, no tengo tiempo, porque se mandó a atender al Eterno por sobre todas las cosas.

— Hna: Pero yo considero que estando usted en un nivel muy superior, ¿no?, eh… va a encontrar gente que en sí es totalmente ignorante, de acuerdo a lo que usted sabe. Esa ignorancia va a llevarlo a usted a contestar un sin número de preguntas, ¿no?, para ganar esa gente, para darles cultura a esa gente.

— ALFA Y OMEGA: No. Tenían toda la vida para estudiar lo de Dios, además son adultos y son grandecitos. Aquí no se ruega a nadie, pero se da oportunidad. El Eterno no ruega a sus hijos, cuando manda revelaciones da oportunidad, pero no ruega.

— Hna: [Ininteligible] no se refiere a información más amplia.

— ALFA Y OMEGA: Sí. Pero no en el sentido de la psicología humana, no. Aquí el que cree, cree, sino que siga su camino. Eso se llama: Libre albedrío pedido a Dios. Entonces, el Padre dice: En la prueba de la vida que pidieron los seres humanos, pidieron un Evangelio. La revelación que da el Eterno, es el mismo que dio en el Evangelio. Todo sale de un mismo Dios nomás, por eso que esto no se contradice en nada, aunque haya diferencias en siglos entre el Evangelio que mandó el Eterno, y la revelación que manda. Entonces, yo siempre me he chocado con una cosa, que los seres humanos no se saben lo de Dios como fue mandado. Caen en grandes ignorancias voluntarias. Esa extraña ignorancia, se paga por segundos en el juicio, del tiempo que duró la ignorancia. Toda ignorancia en lo de Dios, tiene que calcular los segundos en que fue ignorante. En la prueba de la vida había que saberse el Evangelio de Dios dentro de la individualidad. Entonces, el Padre enseña lo siguiente: En el sistema de vida del oro, creado por los hombres, hubieron dos clases de fe en la criatura, ineludibles: la fe individual, la que sale de uno la búsqueda de uno, la que cuesta, sincera ante Dios—, y la fe por imitación o religiosa. La fe individual recibe premio completo, segundo por segundo, letra por letra. La fe religiosa —o por imitación—, recibe premio dividido. En vez de recibir todo el premio recibe chiquitito. La búsqueda religiosa se divide por el número de religiones que hubo en el mundo. Por eso se escribió en el Evangelio: Solo Satanás divide.

— Hna: Una pregunta eh… ¿Cómo interpreta usted la fe que los católicos brindamos a los santos? En muchos casos conozco, y he visto mucha gente, que la fe hacia un santo es mucho más grande, o mucho más extensa, muchas veces, que la fe que —digamos—, se comunica a Dios.

— ALFA Y OMEGA: Es una injusticia, porque…

— Hermano: Es un error de la iglesia.

— ALFA Y OMEGA: Sí. Los santos son hijos de Dios como somos nosotros.

— Hna: Sólo que han sido… [ininteligible].

— ALFA Y OMEGA: Sí. Entonces justamente, los santos —dice el Padre—, son seres que dan ejemplo dentro de las leyes humanas, y nada más. El que adoró a santos dividió su fe hacia Dios. En vez de recibir su premio completo de fe, en puntaje celestial —completo—, recibe dividido o nada. Y todo santo se avergüenza en el cosmos, cuando sabe que en el lejano planeta donde estuvo, se le adora más a él que al Eterno. Si Dios es único. Para que no cayera en este extraño error de fe, es que el Eterno le escribió en el Evangelio: Adorarás a tu Dios, Señor y Creador, por sobre todas las cosas. Por sobre todo santo.

— Hna: ¿Hay vida en otros planetas?

— ALFA Y OMEGA: Sí. En esa pregunta hay una cierta duda de límite a Dios. Si no tiene límite Dios, quiere decir que todo está habitado, sus seres no tienen límites. Y para que no cayera en esos límites es que se escribió: Lo de arriba es igual a lo de abajo. Si acá hay vida, arriba también hay vida.

— Hna: ¿Y qué hay después de la muerte?

— ALFA Y OMEGA: Después de la muerte vienen nacimientos que el espíritu pide en la eternidad. Es por eso que fue escrito: Todo espíritu nace de nuevo para conocer vida nueva.

— Hna: Se refiere a la reencarnación.

— ALFA Y OMEGA: Sí. Es lo mismo. Porque una ley —dice el Padre—, se expresa de muchas formas, y es la misma ley. El Eterno le ofrece a sus hijos tantas vidas como sus hijos le pidan, porque lo de Él no tiene límite. El que defendió en la vida, que había una vida y no hay más, será complacido —dice el Padre—, porque no conocerá más vidas. El Eterno es el primero en respetar el libre albedrío de sus hijos. Esto hace llorar a millones de seres, porque más vale tener infinitas vidas a tener una sola. ¿No ve que uno se asegura las vidas por la fe?

— Hna: Claro.

— Hna: Y dígame, que [ininteligible], llegado un determinado momento se acaba el mundo, ¿no? O sea, la vida en esta… en la de la Tierra, en el planeta Tierra.

— ALFA Y OMEGA: Sí.

— Hna: ¿Y qué es lo viene después?

— ALFA Y OMEGA: ¡Ah!, ¿lo que usted está preguntando es el fin físico de la Tierra?

— Hna: Claro, le dije que una determinada cantidad de años más…

— ALFA Y OMEGA: No. El Juicio Final —dice el Padre—, es la caída de un extraño sistema de vida, no escrito en el Reino de los Cielos.

— Hna: ¿Cómo la caída?

— ALFA Y OMEGA: Del sistema de vida. Esto es prueba de vida nomás, nadie está seguro en la vida humana que pidió —nadie—, porque hay un juicio.

[Los hermanos conversan]

— ALFA Y OMEGA: El fin del planeta sólo lo sabe el divino libre albedrío de Dios, son designios de Él. Lo que el hombre sabe es que hay un juicio, eso no cabe la menor duda. Pero el juicio —dice el Padre—, no es el fin del planeta…

— Hna: ¡Ah, no es el fin!

— ALFA Y OMEGA: Si, porque Él no destruye su obra, no tiene necesidad de destruirla, es infinito. Él transforma los planetas con doctrinas, con su palabra viviente —se llama—. Tal como lo hizo en el pasado con la Ley Mosaica, y siglos después con la Doctrina Cristiana, ahora vuelve a hacer lo mismo. El Eterno no necesita usar de la fuerza para cambiar a sus criaturas, como hacen los hombres. Entonces, en la prueba de la vida —dice el Padre—, había que saber distinguir lo que era el divino Evangelio, salido del libre albedrío de Dios, y lo que eran las formas de fe, salida del libre albedrío humano. Por eso se escribió: Lo que es de Dios, es de Dios, y lo que es de los hombres, es de los hombres. Y además, los seres tienen responsabilidades de sus actos, lo hacen con conocimiento de causa.

— Hermano: Una pregunta. Yo nunca le he encontrado una respuesta lógica a la muerte de los niños.

— ALFA Y OMEGA: ¡Ah!, la muerte de los niños —dice el Padre—, corresponde a los pedidos de los libres albedríos espirituales, porque la vida fue dada sensación por sensación, molécula por molécula, los pedidos de los espíritus igual.

— Hna: Pero, ¿un espíritu va a pedir nacer y morir?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Porque no conoce tal sensación.

— Hna: Entonces, pide probar sensaciones. ¿O sea, es por eso que nace y muere?

— ALFA Y OMEGA: Justamente. Parte pidiendo vida a Dios con la más grande inocencia que la mente pueda imaginar. Por eso se dice: La prueba de la vida. Pero la prueba de la vida está hasta en lo más microscópico que la mente pueda imaginar.

— Hermano: ¿Y qué explicación encontramos hacia los años de vida de gente de 90, 100 y 110 años?

— ALFA Y OMEGA: Eso se llama: Relatividad en los pedidos de vida.

— Hermano: ¿En qué consiste vivir más?

— ALFA Y OMEGA: Sencillamente conocer más, porque no se conoce lo que es el más ante Dios. Los espíritus le dicen al Eterno: Padre Jehova ¿qué es la muerte?, como Tú sabes, desconocemos la sensación de la muerte. La muerte —les dice el Eterno a los espíritus pensantes—, es una transformación, porque la muerte se pide porque no se conoce. La muerte no existe en el Reino de Dios, allí todos son niños eternos, nadie muere. El Eterno le dice: Como lo mío —hijo—, no tiene límites, ¿qué clase y característica de muerte queréis?, ¿queréis muerte por desaparición de ese planeta? —muerte misteriosa se llama—, ¿queréis muerte por transformación física? —que se era de un cuerpo y después se es de otro, y el cuerpo que se tuvo ya murió?—. La humanidad —dice el Padre Jehova—, pidió muerte por putrefacción, porque no sabía lo que era podrirse. Los espíritus le dicen: Padre Eterno: ¿qué es no verte a ti en el lejano planeta Tierra?, desconocemos esa sensación. Entonces, el Eterno desaparece de la presencia de los espíritus pensantes y los espíritus empiezan a buscarlo, y se vuelve a aparecer. ¿Ves hijo? —le dice—, esto es no verme. La humanidad pidió no ver a Dios en un instante llamado vida, porque desconocía tal sensación.

— Hna: Y qué determina los años de vida. O sea, ¿que uno ya viene con la idea de qué va a vivir?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Porque cuando se da vida, se da vida con conocimiento de causa, molécula por molécula. El Eterno cuando da vida, le proyecta la vida a uno en la televisión solar, que en el Evangelio está como: el Libro de la Vida. En la televisión solar uno ve las escenas de a una por una.

— Hna: ¿De todo lo que uno va a vivir?

— ALFA Y OMEGA: Porque nada es imposible para Dios.

— Hna: O sea, que uno ya sabe lo que va a vivir inconscientemente.

— ALFA Y OMEGA: Sí. Los espíritus le dicen: Padre Eterno ¿qué es el olvido del pasado?, desconocemos esa sensación. El olvido del pasado —dice el Padre—, es no recordar esto… y le muestra el macrocosmos llamado Reino de los Cielos. El olvido del pasado fue pedido por la humanidad como sensación que no conocía. En otras palabras, el Eterno jamás obliga a venir a las vidas. Él es tan infinito, que a Él se le pide y Él concede, y se acabó la historia. Dice el Padre: Obligar es complejo de poder. Es como quien dijera, se ve obligado a obligar, y Él no tiene complejo, es infinito. Dice el Padre: En el Reino de los Cielos el que quiere vida, la pide y se acabó. Él jamás impone a nadie nada. —Jamás he impuesto a nadie en el cosmos nada—. A Él, de infinitos puntos de las galaxias, multitudes que oscurecen los soles acuden a pedirle formas de vida que no conocen, y Él concede.

— Hna: O sea que Él es infinito.

— ALFA Y OMEGA: Si.

— Hna: El mundo es en sí infinito.

— ALFA Y OMEGA: Tal como se enseñó.

— Hermano: Una pregunta, ¿y cuál es la posición —digamos—, de los fetos que se pierden?

— ALFA Y OMEGA: ¡Ah! Esas son pruebas morales para los padres, y pruebas físicas para los niños. Ante el Eterno se pide lo más absurdo, se pide lo más ridículo, se pide lo más grandioso, se pide lo desconocido y lo conocido muchas veces. Se pide todo lo imaginable y se concede. Los espíritus le piden, venir a la vida, y estar en un instante y partir, porque desconocen lo que es vivir un instante y se concede.

— Hna: ¿Y los ha pedido el espíritu?

— ALFA Y OMEGA: No. Se refiere aquí el Padre a la Tierra. Han vivido en otros planetas, pero no en la Tierra. Entonces, el principio de nosotros es microscópico, todos fuimos microbios, por eso es que se escribió: Hay que ser humilde microbio—, para ser grande en el Reino de los Cielos —planeta—. Lo colosal fue microbio y lo microbio es colosal. Hasta el Reino de los Cielos fueron microbios. El punto de partida de todo lo que existe fue el microbio, nadie nace gigantesco, es el principio de la humildad enseñada en las escrituras de Dios.

— Hermano: Cuál es la sensación sobre dos personas, una que obra bien en su vida física en la Tierra y otra que obra mal… [ininteligible]. No sé si me dejo comprender. Por decir de dos personas, conozco casos que eh… Juan vive en una forma totalmente equivocada, llena de arbitrariedades, de abusos… [ininteligible]. Y cuál es la otra razón de la persona —digamos—, consciente, humilde, y que es una, perfecto —digamos—, ejemplo de vida aquí. ¿Por qué se permiten —digamos—, en tantos casos, tan marcados?

— ALFA Y OMEGA: La razón es muy sencilla. Como todos piden libre albedrío a Dios —porque no lo conocen—, el punto de partida —dice el Padre—, fue el mismo. Pero cuando las criaturas al pedir reencarnaciones, piden libres albedríos para las existencias respectivas, ahí se van situando las distancias, se van alejando ellos de otros, unos avanzan más, otros avanzan menos. El libre albedrío, cuando se pide a Dios, es así. En la multitud de seres, nunca marchan juntos. Entonces, el malo, es por lo general, el espíritu atrasado que ha vivido mucho y ha perdido el tiempo.

— Hermano: Pero con facultad de arrepentirse.

— Hna: O sea, ¿puede morirse y volver a pedir ese algo?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Lo de Dios no tiene límite. Ahora, de las ideas que genera uno en la vida, de a una por una, el Creador le saca el futuro cuerpo a uno. Todo sale de uno, en el reino del Padre no se regala ni una molécula. Es por eso que le dijo a la humanidad: Te ganarás el pan con el sudor de tu frente. Se refería no sólo a la existencia, para subsistir con su propio trabajo, se refería a la eternidad misma.

— Hermano: La bondad o maldad de una persona en la Tierra, entonces, ¿es producto de cómo hayan vivido los antecesores?

— Hna: No. De lo que tú pediste.

— ALFA Y OMEGA: No, no. Es que aquí hay una cosa. Como dice él exactamente, el hombre malo, tiene influencia de maldad de otras existencias. Porque resulta hermana, que las inclinaciones de un espíritu, muchas veces cuesta sacárselas, con una existencia no se limpia, la tendencia sigue.

— Hna: Pero hay otros que pecaron por ignorancia.

— ALFA Y OMEGA: Exactamente. Según el libre albedrío que pidió, porque los libres albedríos en el universo no son los mismos. Nada tiene límite en Dios. El hombre conoce su libre albedrío humano en el planeta, con sus variedades que tiene y sus características, pero no es el único. En el espacio hay infinitos libres albedríos desconocidos para el hombre, con otras psicologías. Siempre cuando se habla del Eterno, siempre hay que apartar de la mente el límite, en lo que sea. Porque dice el Padre: Los que me pusieron límite —Hijo—, tienen juicio de parte del límite. El límite habla delante de Dios, en sus leyes de límite, como el espíritu habla en sus leyes de espíritu. En los juicios de Dios, todo habla, y eso es lo que hace que el juicio haga llorar a la humanidad, está anunciado como el llorar y crujir de dientes. Entonces, el juicio que viene es idea por idea, a partir de los 12 años de edad, los niños no tienen juicio.

— Hna: O sea, a partir de los 12 recién entran al juicio.

— ALFA Y OMEGA: Cuando empiezan las sensaciones entre el bien y el mal. Los niños, como fue escrito, son bienaventurados, ellos tienen ganado el reino, no tienen juicio. La inocencia no tiene juicio, son los únicos.

— Hermano: ¿Los niños también no tienen un espíritu?

— ALFA Y OMEGA: Sí.

— Hermano: ¿No tienen un espíritu con vidas anteriores?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Pero aquí hay una cosa. En virtud del libre albedrío, los niños no pidieron juicio hasta los doce años de edad. Y hablando de los adultos, en virtud del libre albedrío también, millones pidieron juicio en la Tierra, y millones fuera de la Tierra. Porque si lo de arriba es igual a lo de abajo, el juicio de aquí es arriba. A donde vaya el espíritu en el cosmos, le leen la mente telepáticamente, le leen todas las encarnaciones que ha tenido, y le leen los juicios pendientes en un lejano planeta llamado Tierra. A donde vaya el espíritu encuentra su juicio. Entonces, los que le sorprende el juicio, es que pidieron el juicio aquí. Los que no están, no lo pidieron. Pero —dice el Padre—, Hijo, en el juicio los vivos envidiarán a los muertos.

— Hna: Y los vivos envidiaran a los muertos…

— ALFA Y OMEGA: Está en la parábola del llorar y crujir de dientes.

— Hna: Y por qué van a [ininteligible].

— ALFA Y OMEGA: Porque el juicio… La ira del Hijo de Dios va a ser terrible, cuando vea lo que hicieron los hombres. Vamos por partes. La ira de Él es inmensa cuando vea el planeta llena de naciones. Y yo escucho lo siguiente —le dice a los grandes dirigentes del mundo, a la bestia que se llama—: ¿No se os enseñó demonios que sólo Satanás dividía? ¿Por qué dividisteis a los hijos de mi Padre?… Fronteras, naciones, eso nadie lo pidió, nada que recordara al demonio, que le había dividido a sus ángeles, nada se pidió a Dios. Nadie pidió dividir a nadie, la división —dice el Padre Jehova—, habla delante de Dios en sus leyes de división, y la división es insolente con Dios. La división le dice: En otra oportunidad te los dividiré más, te los confundiré más… Es demoníaca la división. Nadie pidió la división para este planeta en la prueba de la vida. Igual le dice a los religiosos, porque dice lo siguiente el Padre: Los hombres —Hijo—, para interpretar a lo de Dios, crearon una forma de fe llamada religión, pudo haber sido otra Hijo —dice—, cualquiera, porque libre albedrío tenían de escoger, escogieron libres, pero esta extraña división —Hijo—, de mis hijos, llamada religión, me dividió a mis hijos habiendo un solo Dios nomás. Esta extraña división la pagan los llamados religiosos, segundo por segundo.

— Hna: Y ahora mismo aparecieron en la [ininteligible] los mormones. Esos que vienen seguido, ¿todos?

— ALFA Y OMEGA: Todos. La prueba de ellos, como individuos, consistía en no dividir. En ellos se cumple la parábola que dice: Criticaban la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Ellos, al defender la psicología religiosa, perpetuaban la división siglo por siglo, y no se daban cuenta.

— Hermano: Según usted, la fe en la población, día a día, ¿es mucho más profunda o es mucho más lejana? [ininteligible].

— ALFA Y OMEGA: Es fe circunstancial nomás. Porque para hablar de fe profunda, hay que hablar con conocimiento de causa de las escrituras de Dios. Y son contados con los dedos en el mundo los que son profundos. La mayoría está ilusionada con un efímero presente, y había que cuidarse de la división. Porque la división aleja de las escrituras de Dios. En vez de hacerlo profundo a la criatura lo hace mundano, apegado a lo del mundo [ininteligible]. Porque en el juicio habrán dos categorías de humanidades dentro de la misma: Los que fueron espiritualistas en la vida —los que se preocuparon del Eterno—, y los que fueron mundanos. Mundanos —dice el Padre Jehova—, son aquellos que fueron mayormente influenciados por el oro, los más ilusionados, los mundanos.

— Hermano: ¿Quiere decir que el hombre rico no puede ser… no puede tener una fe profunda?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Pero el hombre rico —dice el Padre—, puede ser muy caritativo, pero no siente la verdadera humildad que siente el humilde, el pobre, el pueblo. Hay muchas clases de fe, muchas clases de humildad, muchas clases de sensaciones. La humildad que tiene pruebas y dificultades, vale más ante Dios, en premios de Dios, porque tenía dificultades que vencer. La humildad salida de la comodidad tiene menos premio.

— Hermano: Cuanto más se sufre acá, ¿quiere decir que uno está más a favor de Dios?

— ALFA Y OMEGA: Indudable, según como llevó las pruebas. Entonces, dice el Padre: Mientras más sufrida fue una prueba —una vida—, mayor es el premio. Mientras más cómoda fue una vida, menor es el premio. Todo es en proporción a la luz.

— Hermano: Pero, yo creo que uno no escoge el sufrir más o sufrir menos, es algo que la propia vida…

— ALFA Y OMEGA: Se lo voy a explicar. En este planeta —dice el Padre—, se creó un extraño sistema de vida, que en sus leyes incluyó la desigualdad. Esto no lo niega nadie, está incluida. Los hombres —dice el Padre—, jamás hicieron experimento con la igualdad, teniendo oportunidad de hacerlo por siglos, pero el amor no les llegaba a tanto. Más pudo el egoísmo en lo material, la ilusión de la vida pudo más. Entonces, todo hombre —dice el Padre—, que luchó contra esta extraña desigualdad —extraño se llama a lo que no está escrito en el reino, no es del reino—, todo hombre que luchó contra la extraña desigualdad, no escrita en el reino del Padre, tiene un puntaje enorme de puntos de luz ganado. Se llama: Puntaje colectivo. Él dice lo siguiente: Los llamados revolucionarios, surgidos durante la prueba de la vida, son profetas en el Reino de los Cielos, que pidieron al Eterno, hacer cambiar extraños sistemas de vida que no le hacían cumplir sus leyes.

— Hermano: Eh… yo quiero que me explique lo siguiente: Yo considero de que uno llega aquí a la Tierra para ser feliz, ¿estamos?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Esa es la meta de todo espíritu cuando pide vida.

— Hermano: Pero para ser feliz.

— ALFA Y OMEGA: Sí. Incluyendo al Eterno.

— Hermano: Incluyendo al Eterno. Ya. ¿No es cierto? El momento que uno llega, que uno lo cría, que uno se desarrolla, que uno se casa y uno tiene su familia, y tiene una lucha constante en todas esas etapas de la vida —¿estamos?, —¿no—. Esa lucha constante es esfuerzo, sacrificio, trabajo, dinero, —¿no? — Entonces, ¿por qué se equivoca el pensamiento de la riqueza?

— ALFA Y OMEGA: ¡Ah!, está justamente. Porque dice el Padre: El Eterno…

— Hermano: Yo puedo desear ser inmensamente rico, y puedo a la vez participar y entregarme —digamos—, de una forma, total a Dios.

— ALFA Y OMEGA: Escuche lo que dice el Padre sobre eso: El Eterno nada tiene contra la riqueza, en contra de los ricos, siempre que no le violen su ley.

— Hermano: Claro.

— ALFA Y OMEGA: Ya. Pero resulta que esta riqueza —dice el Padre—, que conoció el mundo en la prueba de la vida —que ya llega a su fin, porque este sistema, dice el Padre, no alcanza a llegar al año dos mil— fue Hijo —dice—, a costillas de millones de necesidades de otros seres, y hubo un desequilibrio en la abundancia planetaria. Entonces, este desequilibrio se paga en el juicio, molécula por molécula. Es por eso que está escrito el término: Llorar y crujir de dientes en el Evangelio. Eso estaba escrito. Entonces —dice el Padre—, el juicio principia por los más poderosos, por los más influyentes de un extraño sistema de vida no escrito en el Reino de Dios. Principia por los religiosos, principia por los que le dividieron a sus hijos. Y Él dice lo siguiente: Las llamadas religiones —Hijo—, no se conocen en el Reino de los Cielos, ni ninguna filosofía que le divida a sus hijos en los lejanos planetas. Yo veo las escenas de los religiosos una cosa que da lástima en lo que viene—. Van a ser perseguidos, porque por culpa de los llamados religiosos, y por culpa —dice el Padre—, de los llamados capitalistas, es que dividieron a sus hijos en ricos y pobres, y los religiosos lo dividieron en muchas creencias, ningún ser humano entra al Reino de los Cielos, ni ninguno ha entrado. Al Reino de Dios se entra con la misma inocencia con que se salió. Pero resulta que este sistema de vida, no conservó la inocencia de los seres, porque —dice el Padre—, a medida que el Eterno manda espíritus nuevos para renovar las generaciones de encarnados ¿qué pasa Hijo?, se están desarrollando como niños y empiezan a ver cosas que ellos, en su libre albedrío de espíritus, no pidieron a Dios. Sus ojos ven escándalo que no pidieron, ven los vicios, escuchan groserías que no pidieron, y todo lo prometido a Dios va cayendo en una extraña ilusión, se desvirtúa la criatura. Hijo —dice—, esta vida salió del libre albedrío humano, porque ellos le pidieron al Eterno un libre albedrío humano, y por el mismo libre albedrío humano juzga. De que el mundo está corrompido, según las leyes, eso no hay vuelta que darle, porque no tiene nada de moral ya. No es como antes. Antes —dice el Padre—, siquiera había algo de moral en otras épocas, Hijo —dice—, a medida que fue aumentando la ilusión de la vida, a través de los siglos, se fue rebajando en jerarquía la moral. Fue el hombre gradualmente mostrando su cuerpo de a poquitos, más, más, más, hasta llegar al desnudo. Esta, rebajamiento de la moral, gradualmente, se paga también por segundos. La última generación paga mucho puntaje de tinieblas por inmoralidad, más que los otros. Porque dice el Padre: El juicio —Hijo—, es por sensaciones que uno vivió en la vida. El que fue alegre en la vida, tendrá juicio alegre. El que fue egoísta en la vida, encontrará para él un juicio egoísta. El que en la vida no dio oportunidad a nadie —que fue severo con todos—, a él también no se le perdonará ni una molécula. Sensación por sensación. Y esto es lo más justo que existe, aunque sea doloroso.

— Hermano: Una pregunta, a quiénes se refería…  A que… los que estén con vida, aquí en la Tierra, al Juicio Final —¿no? —, ¿son los que más van a sufrir?

— ALFA Y OMEGA: No. Según sus obras. Porque aquí el sufrimiento es en proporción a la obra. Y la obra es idea por idea, de a una por una, a partir de los 12 años de edad. Entonces, en el juicio surge la televisión solar, una televisión que el Hijo de Dios —el Primogénito Solar—, hace salir de la atmósfera. Nosotros tenemos alrededor del cuerpo —dice el Padre—, un áurea que tiene 318 colores.

— Hna: ¿Todos?

— ALFA Y OMEGA: Todos.

— Hermano: ¿Cómo se ve ese áurea?

— ALFA Y OMEGA: Esa áurea…

— Hermano: ¿Todos tenemos la facultad de apreciarla?

— ALFA Y OMEGA: No. Porque los pedidos no fueron iguales, unos pidieron verla, otros no verla. El que no ve, no pidió ver. Pero resulta que el que pidió ver, envidiará al que pidió no ver. Esto se llama: Pedir poderes a Dios.

Cassette 8. Lado B

— ALFA Y OMEGA: Porque resulta que la mayoría hizo mal uso de los poderes, y el poder se queja a Dios en el juicio, en sus leyes de poder. Y el espíritu que hizo mal uso del poder, sea vidente, clarividente, adivino, o lo que sea, tiene juicio por mal uso del poder.

— Hermano: Cuando más áurea tenga, ¿es mucho más grande el hombre?

— ALFA Y OMEGA: Sí, justamente. El áurea —dice el Padre—, es como un sol microscópico. El hombre, a mayor número de reencarnaciones, se va convirtiendo en un sol, y va brillando. Porque el conocimiento —físicamente hablando, las ideas—, brillan igual que un rubí alrededor de uno. Entonces, llega un momento en que este brillo anula la carne, por eso se escribió: Débil es la carne.

— Hermano: ¿Usted tiene la facultad de ver el áurea de la gente?

— ALFA Y OMEGA: Desde niño la veo yo las áureas.

— Hermano: Y, ¿está prohibido manifestarle a la persona que usted le ve, qué es lo que está leyendo, o viendo en ella?

— Hna: Hermano, por ejemplo… Que le dijo [ininteligible] tenía una áurea especial [ininteligible].

— Hermano: [Ininteligible].

— Hna: Sí. Eso digamos, [ininteligible]… si lo puede mantener siempre ¿o quizás llegó a los 12 años y ya le cambió totalmente?

— ALFA Y OMEGA: Aquí hay una cosa. Toda áurea se mantiene en su inocencia y su pureza, según la vida que le dio la criatura, según la psicología diaria en su vida, según como mantuvo su inocencia en la vida. Porque hay seres que nacen con hermosas áureas y terminan en los seres más corrompidos.

— Hna: Lo que empezó depende [ininteligible]… que hace.

— ALFA Y OMEGA: Exactamente. O sea, que el áurea es proporcional a la conciencia que uno tiene en la vida de las cosas. Porque el áurea va variando al ritmo de la mente, instante por instante. El áurea no son colores fijos.

— Hermano: Cuanto más justo sea un hombre, ¿mayor debe ser su áurea diaria?

— ALFA Y OMEGA: Sí, indudablemente. Porque dice el Padre: El áurea se va enriqueciendo con las obras buenas, con las obras mentales buenas, y se va degradando con las obras mentales malas. Uno mismo se hace su magnetismo. Porque las ideas que uno genera es magnetismo. Y yo veo que el Padre —desde pequeño lo veo y lo cuento de la forma más natural, porque las experiencias se viven, o no se viven—, veo que Él toma las ideas humanas así —en la mano—, y veo como infinitas gemas, o sea, de todos los colores, y la muestra así, y brillan. Hasta los soles brillan así. Eso se llama en el Evangelio del Padre: La sal de la vida. Porque aquí viene lo siguiente pues hermano, que como fue escrito, que cada uno se hace su propio cielo, el cielo se lo hace uno partiendo por las ideas que genera en la vida. De cada idea que uno genera a diario, nace un microscópico planeta. Tenemos la herencia creadora del Padre, Él crea en forma colosal arriba, y nosotros en forma microscópica abajo. Por eso se escribió: Lo de arriba es igual a lo de abajo. El que generó ideas malas, creó sus futuros planetas infiernos, cuya filosofía de esas criaturas será la maldad. Y el que generó ideas buenas —de acuerdo a la moral de Dios—, creó sus futuros planetas paraísos, cuya filosofía de esas criaturas será la bondad. Este es otro llorar para la humanidad… Que van a pensar a hacer conciencia y memoria de lo que han hecho. Y según lo que han hecho, van a ir deduciendo lo que le espera en el cosmos.

— Hermano: ¿Es normal, es normal odiar la injusticia?

— ALFA Y OMEGA: ¿Odiar? Si el odio no lo pidió nadie. Aquí hay una cosa hermano, el mal —está relacionado a la pregunta—, no lo crea el Eterno, el mal es producto del libre albedrío de hijos, que habiendo adquirido mayor jerarquía en el cosmos, se rebelan contra Dios. Tal como en la Tierra, un hijo que ha crecido, le falta el respeto al padre. Lo de arriba es igual a lo de abajo. Entre esos rebeldes del cosmos está el llamado Satanás, que era un ángel con inocencia igual que nosotros, que se rebeló a Dios. Entonces, dice el Padre: Las tinieblas es producto de la imperfección de los hijos en el cosmos. Las tinieblas no tienen límites, ni la luz tiene límites, porque nada tiene límite en lo de Dios. Entonces, cuando los espíritus humanos pidieron la vida humana, pidieron conocer el bien y el mal, y oponerle resistencia mental al mal para no violar la ley del bien.

— Hermano: ¿Qué compensación uno tiene en la vida, cuando se opone al mal?

— ALFA Y OMEGA: ¡Ah!, se gana puntaje de luz de resistencia al mal. Y eso es por segundos. Cada segundo equivale a ganarse un punto de luz, porque el juicio de Dios es por segundo-molécula de lo que se hizo en la vida. Un segundo de bondad equivale a ganarse un punto de luz, y un punto de luz equivale a ganarse una existencia.

[Ingresan y saludan hermanos recién llegados]

— ALFA Y OMEGA: Entonces, y un segundo de maldad equivale a ganarse un punto de tinieblas, y un punto de tinieblas equivale a vivir una existencia fuera del Reino de los Cielos. ¿A qué se debe esto?, a que a la criatura se le enseñó que lo de Dios no tenía límite, que era infinito. Por un microscópico esfuerzo mental —menos de un segundo—, Él le ofrece vidas. Otro llorar para la humanidad. Lo de Él no tiene límite. Muchos dirán: ¡Excesivo! No es excesivo, se le enseñó que el Eterno era infinito, que no tiene límite. Y la criatura humana lo sabía cuando salió del macrocosmos —dice el Padre—, sabía que su Creador no tenía límite. Así que no es excesivo, es ley del Eterno.

— Hermano: ¿Cuál sería entonces la planificación ideal de vida?

— ALFA Y OMEGA: ¡Ah! Para que fuera una vida ideal, nosotros no teníamos que haber conocido este sistema de vida egoísta, de ninguna manera. El drama comenzó —dice el Padre—, hace siglos, porque esto viene por herencia.

— Hermano: Pero esto es una herencia que hemos recibido nosotros…

— ALFA Y OMEGA: Viene por herencia.

— Hna: Se tiene que pagar por los otros.

— ALFA Y OMEGA: Sí. Aquí hay una cosa, que los que crearon el sistema de vida éste —siglos atrás—, no tomaron en cuenta a Dios para nada, y comenzó el drama humano, porque cayó en el egoísmo y en la desigualdad. Si ellos —dice el Padre—, el mundo va a conocer a estos seres en la televisión solar quienes son, son de otras épocas del oro. Entonces, si ellos hubiesen tomado en cuenta al Eterno, nosotros estaríamos viviendo otra psicología, tendríamos otro tratamiento, seríamos más cósmicos, y sería un mundo un poco más justo, porque tendría la influencia de lo de Dios, de su amor, tendrían otra psicología. Entonces, los que crearon el sistema de vida, se desentendieron de las cosas de Dios, de sus leyes. Si se le enseñó dice el Padre—, a todo el planeta, que lo de Dios estaba por sobre todas las cosas —está por sobre todo sistema de vida—, lo que deberían haber hecho esos seres, haber dicho: Vamos a crear un sistema de vida, veamos que dicen las leyes del Eterno de lo que vamos a hacer, porque el pueblo cree en Dios y nosotros también debemos creer. Pero fue a la inversa, ellos no creen en el Evangelio. Aquí dice no robarás: Este sistema tiene una especie de robo, porque parece que unos tienen más, otros tienen menos, estamos partiendo mal, este sistema no sirve. Veamos viendo: Sólo Satanás divide… Y nosotros estamos dividiendo en naciones, estamos mal… Pero no lo consultaron para nada y se perpetuó la división como algo legalizado. El juicio que viene, le va a hacer ver a los hombres que crearon este sistema, que lo que ellos creían legalizado, jamás lo fue. Y dice el Padre: En todo planeta, cuando sus criaturas en virtud de sus libres albedríos, deciden crear formas de vida, cuando no se toma en cuenta al Eterno, siempre termina en drama, tarde o temprano.

— Hermano: ¿Y por qué aspiramos que el Eterno permite que se llegue a esta… a estos acontecimientos?

— ALFA Y OMEGA: Porque la criatura humana le pidió libre albedrío en la vida, le pidió él hacer las cosas, y le prometió respetar su ley. Y junto con pedirle hacer las cosas, la criatura le pide tiempo, espacio, límites… [ininteligible], filosofías. Y todo se lo concedió. El Eterno se confió en los seres, aun sabiendo que los seres le iban a fallar.

— Hermano: ¿Quién escogió el tiempo?

— ALFA Y OMEGA: La misma criatura. El tiempo habla delante de Dios en sus leyes de tiempo, como habla el espíritu. Cuando se pide vida, la criatura habla con todos los elementos del lejano planeta donde va a vivir. Eso se llama: Las alianzas de los espíritus con los elementos, que en el Evangelio está como: El Arca de las Alianzas. Cuando uno pedía reencarnación, uno conversaba con el fuego, con las aguas, con la gravedad, tal como hablaba uno en presencia de Dios. Esto está representado en el sacramento bautismo. Usted sabe que el bautismo es a base de agua. El bautismo enseña que donde se hizo la molécula de agua, se hizo el hombre, en un mismo lugar, en una misma ley, en una misma moral y en un mismo mandamiento de un solo Dios nomás.

— Hna: Pero en sí de la… del bautismo, ¿el bautismo no es limpiar al ser, del pecado original?

— ALFA Y OMEGA: Sí. El bautismo es del reino, y todo sacramento es del reino. Pero acá hay una cosa, cuando se pidió vida al Eterno, todos pidieron los sacramentos como un algo propio. Dice el Padre: Es más fácil que entre al Reino de los Cielos uno que practicó el sacramento con otros, a uno que no lo practicó. El sacramento se queja en el juicio en sus leyes de sacramento, porque fue mirado en menos. El celibato no es del Reino de los Cielos, porque todos pidieron al Eterno las leyes naturales de multiplicarse. El celibato —dice el Padre—, es una extraña costumbre salida de una extraña forma de fe llamada religión. Los que prefirieron el celibato, se van con el celibato, pero no se van con Dios. Los que prefirieron las leyes naturales, y la procreación, se van con Dios.

— Hermano: O sea, esto significa de que, toda la religión católica… o sea, que es lo que practican, o sea, los mandamaces de la religión católica, como son los sacerdotes, partiendo del papa, que se supone debe ser serios, eh… ¿No se van al Reino de los Cielos?

— ALFA Y OMEGA: No. Por la sencilla razón que todo el cosmos le entabla juicios. Porque el cosmos, en su libre albedrío de cosmos es por elementos, porque los elementos hablan ante Dios, nada es imposible para Dios. Si Él creó todo Él hace hablar lo que desea— se quejan a Dios de que tal espíritu le puso límite a lo de Él, no quiso multiplicarse. Y fuera de la Tierra el infinito le da el favor al Eterno, no se la da al espíritu microscópico.

— Hna: Entonces, de acuerdo a Dios, ¿está en contra de Dios, el control de la natalidad?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Ese… es forma de crímenes, porque se lo voy a explicar: Cuando se pide vida al Eterno, las criaturas piden sus matrimonios, piden sus hijos, se dan la mano con los espíritus que serán sus hijos. Nadie le pidió al Eterno matar el fruto, porque…

— Hna: No. Yo no digo matar el fruto, sino evitar el fruto.

— ALFA Y OMEGA: No. Es que están relacionados.

— Hna: Una cosa es matar y otra cosa es evitar.

— ALFA Y OMEGA: No. Es que se acerca a eso. El control se acerca a matar el fruto. En vez de facilitar la vida, o darle más campo a la vida —más fértil—, el control le viene a poner obstáculos. Ese control —dice el Padre—, nadie lo pidió a Dios.

— Hna: No. ¿Usted no cree que, si no hay ese determinado control, va a llegar un momento en que en la Tierra no va a haber ni alimento, ni sitio para toda la gente?

— ALFA Y OMEGA: ¡Ah!, justo. Esto lo pagan los que crearon el extraño sistema de vida, porque de ellos salió la falta de alimento. El planeta no está equilibrado de acuerdo a leyes naturales. Hay un grupito —dice el Padre—, que tiene tres cuartas partes de la abundancia, y el resto de la humanidad se debate en un cuarto. Ese cuarto es el ángulo de Cristo en el Evangelio. Un círculo Omega que significa juicio total dividido por cuatro.

— Hermano: ¿Cuál es la solución a todo esto?

— ALFA Y OMEGA: De que…

— Hermano: Cómo, cómo se debe organizar…

— ALFA Y OMEGA: El Padre dice que este planeta no debió de haber conocido el hambre jamás. Este planeta es rico en todo. Todos sabemos que este planeta es riquísimo.

— Hna: [Ininteligible].

— ALFA Y OMEGA: Justamente. Entonces, como la injusticia se fue heredando, la pobreza se fue heredando, y la riqueza se fue heredando.

— Hermano: Nosotros como hombre, ¿no?, no estamos entonces en condiciones de buscar la solución ideal al problema. Mejor dicho el camino ideal.

— ALFA Y OMEGA: Es que aquí hay una cosa, que los hombres —dice el Padre—, se durmieron a través de las generaciones, por eso se escribió: Todo espíritu duerme en la vida. Lo que ahora esta generación defiende, debió haber sido defendido muchas generaciones atrás.

— Hermano: Son errores que se han cometido.

— ALFA Y OMEGA: Esta generación, se lleva encima todo el peso de los que debieron haberlo hecho la otra. Las otras generaciones —dice el Padre Jehova—, pagan ese dormir por segundos. La igualdad debió haber sido defendida del principio, porque en el Evangelio está la igualdad. Está como un ejemplo del Eterno: Todos son iguales en derechos delante de Dios —dice el Padre—, está en el Evangelio. Lo que debieron haber hecho las criaturas es haberse basado en el Evangelio, de haber defendido en sus ideales, una psicología de igualdad, imperfecta del hombre, pero imitando al Eterno. Porque dice el Padre: Es más fácil que entre al Reino de los Cielos, uno que en la prueba de la vida imitó a Dios dentro de sus imperfecciones. Eso se llama: Puntaje de luz de imitación a Dios. Y es un puntaje que no tiene límite en premio, porque lo de Él no tiene límite.

— Hermano: ¿Usted estaría de acuerdo en que una persona comparta su riqueza con otra persona, que no se ha sacrificado, ni se ha esforzado, en la misma forma o igual que ella?

— ALFA Y OMEGA: Ahí ganaría puntaje de caridad. Porque se sabe que el otro no se lo merece, pero igual le ayuda. Eso es caridad, puntaje. Y la caridad se premia por moléculas. El que dio un pan a otro —como ejemplo material—, ganó tantos puntos de luz como moléculas contenía el pan. Entonces…

— Hermano: ¿No se estaría fomentando un vicio —digamos—, a esa persona?

— ALFA Y OMEGA: Bueno, en todo caso el vicio sale de la persona mal agradecida, no sale del que hace la caridad. Porque dice el Padre: Los que recibieron ayuda en la vida —que no se la merecían muchas veces, pero la recibieron—, y no supieron aprovecharla, tienen juicio. Eso se llama: Perder la oportunidad. Y la oportunidad habla delante de Dios en sus leyes de oportunidad. Y la oportunidad mal entendida —que no se aprovechó—, la oportunidad se queja que fue despreciada en su ley de oportunidad. Toda sensación habla en el juicio, y todo se juzga por puntitos, por moléculas, por segundos. Eso corresponde al juicio que pidió la criatura humana. Pidió un juicio cuya característica era ser juzgado por sobre todas las cosas imaginables. ¿Qué significa eso?, que pidió un juicio en que no se perdonaba nada al ser humano, ni una molécula, ni un segundo, ni una sensación. Eso es todas las cosas [ininteligible]… Este juicio no se lo impuso el Eterno —porque Él nada impone—, este juicio lo pidió la criatura humana, y el Padre se lo concedió. Porque los juicios, y sus características, se piden a Dios.

— Hna: ¿Y por qué pidieron?

— ALFA Y OMEGA: El libre albedrío humano lo pidió. El libre albedrío humano le asegura el infinito al Eterno: Padre Eterno —le dice—, yo en esta vida voy a triunfar, quiero hacer esto, esto, esto, por tu gloria. ¿Si hijo? —le dice el Eterno— ¡Ojalá!… ¿No ve que Él lee el futuro? Él ve las cosas antes que las cosas ocurran. Ese término: ¡Ojalá!, es común en el Padre: ¡Ojalá! —les dice Él—. Entonces, el espíritu le promete lo uno y lo otro. Entonces, la criatura humana —dice el Padre—, estaba tan seguro de su triunfo en la prueba de la vida, que pidió un juicio por sobre todas las cosas. Y los espíritus —dice el Padre—, insisten ante Dios, ante lo que quieren conocer o desean. Insistir es un derecho delante de Dios. ¡El espíritu puede insistirle por eternidades! Los planetas envejecen, nacen nuevos planetas, y sigue insistiendo el espíritu. El Eterno no se cansa jamás porque es infinito. Insisten tanto que el Eterno les concede. Entonces, dice el Padre: Aun sabiendo —Hijo—, que van a caer, la experiencia tienen que pasarla, porque no entienden de otro modo.

— Hermano: Y es verdad que… en el concepto de espacio, tiempo y límite, ¿hay alguna fecha determinada en la cual se va a realizar este juicio?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Escrito fue de que el juicio llegaba por sorpresa, como la sorpresa que causa un ladrón de noche —dice el Evangelio.

— Hermano: ¿Cómo?

— ALFA Y OMEGA: Como la sorpresa que causa un ladrón de noche. Ese término equivale al sistema de vida que se dio el hombre, que creo ladrones. Entonces, a través de los siglos, y hasta ahora, la humanidad ha hecho conjetura sobre el juicio. Muchos tratan de adivinar, pero no pueden.

— Hna: Imaginar, pero no pueden

— ALFA Y OMEGA: Sí. Esto se debe a que el libre albedrío de Dios es impenetrable. La criatura humana pidió juicio por sorpresa, y pidió no dejarse sorprender por el juicio.

— Hna: O sea que en realidad nadie sabe cuándo es el juicio.

— ALFA Y OMEGA: Nadie.

— Hermano: ¿Usted cree que ya estamos viviendo el Juicio Final?

— ALFA Y OMEGA: No. Aquí hay una cosa. Una parte del juicio — dice el Padre—, se paga en la vida, y otra parte en el juicio mismo.

— Hermano: ¿Y qué vendrá [ininteligible] después del juicio?

— ALFA Y OMEGA: Entonces, el Eterno primero extiende una doctrina que invade toda la Tierra. Tal como en el pasado extendió la Ley Mosaica, y después —siglos después—, la Doctrina Cristiana, que todavía está extendida, en la influencia, ahora extiende la tercera doctrina. Esto se llama: El Juicio Intelectual de Dios, en que explica el origen de todas las cosas. Después de este juicio, viene el Juicio Físico o Solar. Es un juicio en que el Hijo de Dios, que es un hombre que le brilla el rostro igual que el sol —en el día del juicio, de cada poro le sale luz alfa—, Él, con su pensamiento, su carácter, su individualidad, mueve la Tierra, a los elementos. Cuando el Hijo de Dios se enoja… ¡Ayayay!

— Hna: ¿Eso es lo que causa… eh, temblor o terremoto?

— ALFA Y OMEGA: ¿Ah?

— Hna: ¿Eso es lo que puede causar un temblor o un terremoto?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Pero son dirigidos ahí, por mente solar, por el Hijo de Dios, que en el Evangelio está que llegará brillante como un sol de sabiduría. Significa padre solar, primogénito solar, en la Trinidad del Padre Jehova.

— Hermano: Pero ese tipo de… digamos—, de juicios parciales, se supone que deben realizarse en personas que tienen un alto grado de cultura, que han llegado a la perfección —digamos—, de los vicios, a la perfección del robo, a la perfección de la explotación. Pero si nosotros vemos, hay pueblos que son totalmente incultos en su mayoría. En ese distrito de Ancash, de Ranrahirca, el 90% de esa población, que son cerca de 60,000 personas que desaparecieron, eran totalmente incultos, no sabían leer ni escribir, vivían de la agricultura.

— ALFA Y OMEGA: Se lo voy a explicar hermano lo que viene, con lo que usted dice. Dice el Padre Jehova lo siguiente…

— Hermano: Porque, no puede… [ininteligible] esa zona de esa gente que… [ininteligible].

— ALFA Y OMEGA: Se lo voy a explicar. Cuando se pide vida a Dios, se piden leyes para cumplirlas. Los primitivos que conoce el mundo, pidieron leyes de primitivo, el ilustrado pidió leyes de ilustrado. Toda sensación tiene ley ante el Eterno. Y es más fácil, que entre al Reino de los Cielos, un primitivo que nunca leyó el Evangelio —porque era primitivo—, a que entre un ilustrado que, sabiendo del Evangelio, no lo leyó. Cada uno en su ley. En el juicio, el juicio va a ser severísimo para los más ilustrados. A mayor educación que se dio en la vida, más exigente el juicio.

— Hermano: ¿Qué castigo van a recibir esas personas?

— ALFA Y OMEGA: Depende…

— Hermano: ¿Qué se supone que le va a pasar?

— ALFA Y OMEGA: Depende de lo que hicieron en la vida.

— Hermano: No a las personas físicamente, sino a los espíritus de las personas.

— ALFA Y OMEGA: ¡Ah!, se lo voy a explicar.

— Hermano: Creo personalmente, creo en los espíritus.

— ALFA Y OMEGA: ¿Sino en qué?

— Hermano: ¿Cómo?

— ALFA Y OMEGA: ¿Cree en los espíritus?

— Hermano: Sí. O sea, no el castigo en la persona física, sino… [ininteligible] espiritual. Es un tipo de castigo… [ininteligible].

— ALFA Y OMEGA: Ese castigo es el más eterno, es el más duro —si se quiere—, porque el espíritu no muere, lo físico muere —tiene un límite—, y lo del espíritu sigue. Entonces, de acuerdo a la obra humana —dice el Padre—, surgirán tres grupos de seres. No porque el Padre los divida. Si Él jamás divide a nadie. Es porque la misma humanidad se dividió de acuerdo a lo que hizo en la vida: El grupo de los bienaventurados, el grupo de los salvos y el grupo de los condenados. La gran masa de la humanidad va a pertenecer al grupo de los salvos. Entre los bienaventurados están los niños, por eso se escribió: Dejad que los niños vengan a Mí, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Tienen asegurado el reino, no tienen juicio.

— Hermano: Dentro de esos tres —digamos—, qué diferencia, aquellas personas que practican el mandato de Dios, personas ya mayores de edad. Me imagino que debe haber miles, cientos de miles en todo el universo, ¿también van a ser incluidos dentro de este grupo de los bienaventurados?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Porque para estar en los bienaventurados, había que conservar la inocencia de niño durante la vida.

— Hermano: [Ininteligible]… lo que hicimos, ¿qué es inocencia?

— ALFA Y OMEGA: Que los ojos no hayan visto escándalos, no hayan visto desnudos, porque eso no se pidió a Dios en la inocencia. Y esto es harto difícil en los llamados adultos del mundo del oro.

— Hna: Usted considera que la gente… [ininteligible] se ve en la playa, vestirse con ropa de baño, ¿eso va a juzgar Dios?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Eso es juzgado, porque la visión habla en el juicio en sus leyes de visión.

— Hermano: ¿Y el acto de bañarse de una madre con un hijo?

— ALFA Y OMEGA: También. Eso se llama: Juicio-escándalo. Eso se paga por poros de carne exhibidos ante el mundo. ¿Van comprendiendo, en el grado de entendimiento, el llorar y crujir de dientes?

— Hna: Pero, ¿por qué escándalo?, escándalo es…

 [Las hermanas discuten en desacuerdo por el tema]

— ALFA Y OMEGA: No. Es que hay una cosa pues hermana. Cuando se pidió vida, la criatura humana le prometió al Eterno, cumplir en la vida con la más alta moral que la mente pueda imaginar. Y resulta que este sistema de vida no le ofreció a las generaciones la más alta moral pues.

— Hna: Pero ¿qué hay de inmoral en eso?

— ALFA Y OMEGA: Es que las cosas se piden a Dios, o no se piden.

— Hna: Entonces en ese caso el matrimonio también sería inmoral.

— ALFA Y OMEGA: Sí. Y escuche bien lo que dice: Es más fácil que entre al Reino de los Cielos…

[Aquí se produce una sobre – grabación en la cinta]

— ALFA Y OMEGA: El Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, en el Evangelio, el Cordero.

— Hna: [Ininteligible] …el corderito tenemos que usarlo… [ininteligible].

— ALFA Y OMEGA: La determinación tiene que salir de la criatura. El Padre lo anuncia como símbolo que viene al mundo. Él no obliga a nada. El que usa el símbolo de la revelación, gana puntaje de símbolo, segundo por segundo, si es que lo usa. El que no lo usa no gana nada. O sea, que el Eterno premia las obras de la luz por segundos, y castiga la violación, cuando se violó su ley, por segundos. Es igualitario en justicia, tanto para la luz como para las tinieblas. Todo es por segundos. El más microscópico esfuerzo hecho en luz, la criatura se gana una existencia de vida. Aunque sea menos de un segundo el esfuerzo. Esto se debe a que lo de Dios no tiene límites, infinito. Cuando el mundo sepa esto va a empezar a llorar el tiempo perdido, porque ahí se fue una cantidad de segundos que le daba un puntaje para entrar al reino. No supieron captar el infinito de Dios en la prueba de la vida. Infinito quiere decir que no tiene límite. Entonces, el planeta —dice el Padre—, no entra al reino por perder mucho el tiempo en la vida. Si una existencia corresponde a un segundo, imagínese.

[Hay una pausa mientras saludan a nuevos hermanos]

— ALFA Y OMEGA: Sí, o sea, cuando no escribo yo converso. Es así desde los siete años [ininteligible]. Entonces —y esta telepatía viviente se llama esto—, es con escenas de colores. El Padre me hace ver otros presentes del reino. Entonces, yo paso viendo más televisión del macrocosmos, veo en todo momento, en todo momento. Entonces, ya estoy acostumbrado a esto, estoy tan acostumbrado que a nadie le cuento.

— Hermano: ¿Pero esos momentos que Usted está solo?

— ALFA Y OMEGA: En todo momento. Esté solo o esté acompañado.

— Hna: Ahora, por ejemplo ¿ahí puede estar mirándolo?

— ALFA Y OMEGA: Sí. Esto se debe a que lo de Dios no tiene límite. Pero esto lo controla Él. Entonces, yo siempre lo veo a Él en todos los tamaños en el cielo. A veces lo veo atravesando las ciudades, dando unos pasos, y mirando las ciudades como quien mira con una lupa, para agrandarla. Unos tamaños que atraviesan el cuerpo de las nubes. Y lo veo chiquito. A veces está dentro de la taza de té.

— Hna: ¿Y cómo lo ve, en que forma?

— ALFA Y OMEGA: Lo veo en la forma como Él desea dejarse ver. Entonces, Él cambia de vestimenta en todo momento.

— Hna: ¿Vestido así de blanco?

— ALFA Y OMEGA: No. Hasta ahora, como se ha presentado Él, es una cosa brilloso, como un sol, fuego. Entonces, es un fuego que se transforma.

—Fin del cassette 8—